Después de cruzar el puente Golden Gate con auto, porque después de tanto choque es un milagro que siga andando, echa un vistazo por los retrovisores y suspira al no ver ningún vehículo siguiéndolos, relajándose contra el sillón y aflojando el agarre sobre el ángel, quien se ha mantenido inmóvil entre sus brazos.
El pobre seguramente se encuentra asustado, lo que es comprensible ante semejante manera de manejar que tiene el pelinegro, también que hayan interrumpido y disparado. Si algo malo le hubiera ocurrido al pelirrojo, él ningún humano en San Francisco seguiría con vida. Y no está exagerando.
Cepilla el rojizo cabello con los dedos de la mano izquierda, maravillándose todavía por suave y desenredado que está. Los dos días que Sero estuvo siendo sodomizado por Midoriya, él estuvo con el ángel en su cuarto con la excusa de quererlo alejar de los gemidos y gritos, cosa que en parte era verdad, pero fue más por razones egoístas. Lo quiere todo para él.
No le gusta cuando habla y sonríe con Todoroki, menos porque su compañero luce feliz con la atención del ángel, tampoco le agradaba la expresión preocupada que hacía cada vez que los gritos eran demasiado altos; es obvio el por qué y no le molesta admitir que son celos, pero ¿por qué no siente estos cuando lo acompaña a sus misiones?
Eijiro sonríe a los humanos que ayuda, les toma de las manos y a veces se sienta al lado de ellos a platicar, platicas demasiado largas a veces, pero que parecen ser necesarias. En muchas de ellas el pelirrojo no dice nada, solo escucha y, bueno, todos parecieron agradecer eso. Las Malas Tentaciones nunca le habían resultado tan molestas, todas maldiciendo al ángel por interrumpir sus comidas, pero las muy cobardes mantienen su distancia cuando él trata de alcanzarlas.
Normal, sino las aniquilaría a las bastardas.
— Ángel —habla bajo, pegando la mejilla contra la del pelirrojo—, debes acomodarte —con la espalda justo como está, pegada contra la puerta y encorvada, seguramente es doloroso. Las largas piernas yacen dobladas, sus pies suspendidos mientras el culo yace en el espacio que hay entre sus piernas, tocando apenas el sillón—. ¿No estás incómodo?
— Un poquito.
Eijiro se endereza poco a poco, sorbe por la nariz y hace ese adorable puchero, viendo hacia el conductor. El paisaje fuera del auto que se logra divisar por la ventana sirve de fondo para el pelirrojo; se ve precioso.
— Robaste —acusa sin más, y él sonríe ante eso. ¿Cómo puede preocuparle algo así cuando unos cabrones entraron a la fuerza y dispararon? Es muy de Eijiro—, eso está mal.
— Lo pedí prestado.
— Mientes.
— Sí —Sero asiente efusivo, rebasando dos vehículos antes de mantenerse en el carril izquierdo—, pero estamos libres, eso es lo importante.
— ¿Quiénes son ellos y por qué les temes? —pregunta Midoriya, mientras él ayuda al ángel acomodarse en su regazo. Ira babea con la sensación del firme trasero contra sus muslos— Dijiste algo allá, como ¿"ya"?
—Yah —corrige el pelinegro—, pero es así como yo me dirijo a ellos. Su nombre, al menos eso he escuchado, es: narciso, como la flor... de tanto amor, me diste tú —niega con la cabeza, envolviendo la cintura de Eijiro con el brazo derecho antes de golpear con el izquierdo el hombro de Sero, callándolo.
— Deja de distraerte y continua tu puta historia.
— Ay. Narciso es una organización que se encarga de "liberar" a la humanidad de las horribles criaturas que atormentan la frágil realidad, al menos es así como se han llegado a presentar y lo poco que he podido escuchar antes de lograr huir. Sé por conocidos que han logrado capturar hadas, hombros lobo, creo que ninfas y cambia formas, pero siempre son mujeres.
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El Pecado de un Ángel (BakuShima)
FanficBakugo Katsuki no creyó que unas palabras lo hicieran vivir tantas cosas y todas gracias a una sola persona, mejor dicho, un solo ángel. Eijiro ha llegado a su vida para evitar así una guerra, una que él sabe que podría ganar en compañía de sus comp...