Los cielos del olimpo los recuerda con una cantidad exagerada de árboles, grandes pilares y templos que daban refugio a los Dioses, las sacerdotisas y todo aquel capricho que los inmortales tuvieran, sin embargo, en el cielo que ahora se encuentra es diferente, pero al igual que el primero no se siente bienvenido.
Sigue sin poder moverse, tampoco puede hablar y si no fuera por Ira, no sabría que sus amigos están a sus espaldas. Ellos solo habían corrido hacia el templo de Zeus luego de que Monoma confesará sus sospechas de lo que haría Eijiro y no se equivocó, su ángel estaba frente de otro de un gran rango.
"— Aunque Eijiro los haya reunido, eso no asegura que serán perdonados ni que detendrán la guerra, pero estoy seguro de que él va a hacer todo por lograrlo. Creo que se sacrificará por nosotros".
¿Por qué haría eso? Ellos no lo valen; no merecen que un ángel de su vida para salvar la de ellos, sin embargo, tal vez Eijiro no lo vea así. Puede que su amado pelirrojo ahora solo se vea como un custodio. ((¿Custodia de quién?)) (No lo sé, y no me importa. Sácalo de aquí. ¡¡Nos lo debemos llevar lejos!!) Definitivamente algo muy algo muy malo va a ocurrir si su preso se está portando así.
La respiración se le corta cuando Eijiro aparece en su campo de visión; se encuentra caminando entre dos altos ángeles, ambos con las alas de puntas negras y cuando se desvían para caminar hacia ellos, siente un nudo en la garganta formarse al ver una tímida sonrisa de parte del pelirrojo.
— ¿Por qué él finge no poder moverse? —pregunta el que está colocado del lado derecho de Eijiro; un ángel de cabello rubio brillante y ojos azules, la musculatura que posee más la altura que tiene rivaliza con la de ellos. Las esclavas doradas colocadas en ambas muñecas reflejan el sol.
— Se llama Neito —responde Eijiro y cuando está a unos pasos de él, lo pasa de largo por su izquierda y eso lo hace querer gritar, pero no puede. ¡¿Por qué estaba haciendo eso?! ¡¿Por qué lo ignoraba?! —, es hijo de mi hermano, del que se enamoró de la Fénix.
— Oh, entiendo. Puedes moverte, no hay problema. Tienes sangre angelical, así que eso explica porque eres capaz de moverte a pesar del mandato divino de no hacerlo.
— Yo...
— La has pasado mal —corta el ángel a Monoma, quien en vez de decir algo ofensivo como normalmente haría, solo se queda callado—. Hay mucho espacio aquí y no existe nadie que pueda lastimarte, ¿no quieres quedarte?
— Soy un custodio.
— Sí, lo eres. Atravesando tu pecho con mi lanza, podría arrancar esa mitad fénix junto con el preso que posees —Lo que él es capaz de ver son nubes, ángeles y pequeñas plumas esponjosas que navegan por las suaves brisas de viento que hay, el aroma a mar está en todo el lugar y no le gusta. Esta totalmente desprotegido y el no saber qué harán con Eijiro lo pone todavía peor—. Veo que la idea no te agrada.
— Por años recé porque alguien me ayudara cuando peor la estaba pasando, ¿y sabes? Ahora estoy bien y, bueno, Desastre es una perra caliente que me agrada.
— Entiendo. En ese caso pediré una barrera, no sería justo que ellos sigan así, ¿qué opinas Eijiro?
— Está bien, pero no los encierres como si fueran animales de zoológico; ellos no van a atacar a nadie, sin embargo, sí es buena idea mantener un límite.
— Así será.
Cuando Eijiro vuelve a pasar por su lado, lo hace está vez por el derecho y lo ve alejarse acompañado de esos dos altos ángeles, uno de ellos lo reconoce como aquel pelinegro que estuvo en el bosque Quebec y también en medio del templo de Zeus. Desde un principio ese sujeto dejó en claro que estaba en contra de lo que el pelirrojo quería lograr, sin embargo, ¿qué planean hacer para detenerlo?
ESTÁS LEYENDO
El Pecado de un Ángel (BakuShima)
FanfictionBakugo Katsuki no creyó que unas palabras lo hicieran vivir tantas cosas y todas gracias a una sola persona, mejor dicho, un solo ángel. Eijiro ha llegado a su vida para evitar así una guerra, una que él sabe que podría ganar en compañía de sus comp...