Ella realmente está incomoda, no solo porque Duda no ha dejado de chillar debido a la cercanía de Violencia, tampoco por los humanos que los han seguido ni por los disparos que ha escuchado, sino por como el ángel se ha lanzado a los brazos de un custodio tan aterrador y que resulta ser un guerrero de Zeus.
Por un instante desea volver a estar encerrada en aquella pecera cilíndrica, no había pasado ni medio día desde que la salvaron y ya estaban nuevamente en peligro, ¿acaso eso nunca se detendría?
Respira hondo, suspira y se retira la mochila de los hombros, la cual volvió a ella cuando el peliverde se la entregó para ir a ayudar a su amigo. Eso le conmovió muchísimo, pues siendo honesta consigo mismo, ella hubiera dado la vuelta y corrido sin parar hasta que los pulmones le ardieran, sin embargo, también se ha sorprendido a sí misma cuando ha acompañado al ángel y a Sero hacia el reencuentro con los guerreros de Zeus.
Tuvo que haber huido.
No quiere más problemas.
Hace una mueca, abre la mochila y busca en el interior, dando con una toronja que se encuentra hasta el fondo. Cierra el zipper, se acomoda la mochila y comienza a pelar el fruto, ignorando a sus compañeros de viaje mientras da lentos pasos andando en circulo.
(Ellos no te necesitan), oh, él había vuelto (¿crees que te salvaron por ser buenos sujetos? Claro que no, ellos seguramente piensan arrancarte las escamas y hacerte llorar, todos quieren eso de ti, ¿verdad?) ((Sí, lo hacen)). Hace una mueca, retira por completo la cascara y hace un pequeño hoyo en el suelo usando el talón derecho, coloca en él la cubierta de la toronja y la cubre con tierra.
Al enderezarse, da un paso atrás al ver a Eijiro tan cerca observándola con suma atención, la rojiza mirada brillante fija en el fruto rosado. El ángel es muy alto, pero bajo a comparación de los otros, sin embargo, sigue siendo como un gigante para ella. El verlo inclinarse y bajar un poco para quedar a su altura es enternecedor, sí, aunque un poco grosero también.
— ¿Es eso una toronja? —la pregunta del ángel con aquella melodiosa honestidad envolviéndola hace a Duda sisear y retroceder, lo que ella agradece en silencio.
— Sí, lo es, aunque también le llaman "pomelo" ¿quieres un poco? —el pelirrojo frunce el ceño, voltea sobre el hombro y ella se ve obligada a ladear el cuerpo para ver lo que él mira, encontrándose con la amenazadora mirada de Bakugo. Ese guerrero es aterrador (¿será que quiere matarte? Si le das la espalda, ¿estarás segura?)
— Katsuki, ¿puedo comer toronja?
— ¿Quieres? —Bakugo arquea una ceja, mientras que Shoto, Sero e Izuku voltean a verlos, atentos al ángel y ella, lo que le hace sentirse incomoda. ((Tan altos)).
— Sí.
— Entonces hazlo —el custodio sonríe de lado, volviendo a la conversación con los demás y ella parpadea confundida, ¿aquello había sido una sonrisa honesta? Y ella pensando que el rubio solo fruncia el ceño.
— ¡Gracias! —Eijiro vuelve la atención a ella y se ve obligada a enderezarse, echando un poco la cabeza hacia atrás cuando el ángel acorta más la distancia entre ellos. ((Tan alto)), comienza a sentirse abrumada— Ochako, ¿podrías darme un poco?
— Oh, sí. Por supuesto —divide el fruto en dos, entregándole el de menor cantidad de gajos al pelirrojo, quien observa con brillante mirada el tierno color del interior. Lo mira tomar un segmento y morderlo, lo que obviamente hace al ángel hacer una mueca de desagrado.
— No sabe bien —dice el pelirrojo, andando hacia el rubio ahora—. Katsuki, la toronja no sabe rica. Ya no quiero.
— Ángel, debes quitarle esto —señala el guerrero de Zeus, retirando la tela natural que envuelve aquel fruto y entregando solo la parte rosada al ángel—. Ahora, esto puede ser dulce, acido o agrio, o los tres.
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El Pecado de un Ángel (BakuShima)
FanfictionBakugo Katsuki no creyó que unas palabras lo hicieran vivir tantas cosas y todas gracias a una sola persona, mejor dicho, un solo ángel. Eijiro ha llegado a su vida para evitar así una guerra, una que él sabe que podría ganar en compañía de sus comp...