Cuando cierra la puerta tras de sí, suspira cansado y cierra los ojos, pensando en que por fin aquello ha terminado y podrá tener a Eijiro solo para él, sin embargo, al levantar la mirada y ver al ángel retirarse el calzado antes de subirse a la cama, sonriendo radiante mientras salta enérgicamente en el colchón, sabe que debe esperar un poco más.
Es una imagen bellísima, pero él está cansadísimo. Ya no puede.
Todo el día han estado de un lado a otro, en compañía de los demás y él perdido en la vista que el ángel hacia con el inmenso mar de fondo, dejando de lado la increíble facilidad que le tomaba en encontrar el aroma del pelirrojo. Aquella salada brisa que golpeaba con suavidad su rostro le hacía anhelar en más de una ocasión tener de vuelta sus alas, que sus largas plumas fueran acariciadas y remontar aquellas corrientes de aire que se arremolinan...
— Me ha gustado —dice Eijiro, sacándolo de su ensimismamiento. Parpadea confundido un par de veces, antes de suspirar con derrota y tomar asiento en un largo banco de piel artificial color negra—, ¿a ti no?
— ¿De qué hablamos?
— Del mar.
— Es verdad, es la primera vez que lo conoces, ¿no?
— Sí, y es increíble. Es tan grande y brillante, hay tantos animales en él... Fácilmente podría empezar a buscar misiones en las playas o costas con el fin de mantenerme cerca —dos saltos más y él ya se ha retirado el calzado.
Le sigue sorprendiendo la manera tan fácil en que el custodio de Lujuria se ha hecho con Shoto, el cual desde los cielos olímpicos siempre fue el menos accesible, popular y deseado incluso por dioses, pero con una mirada tan fría que lograba matar erecciones.
Sonríe de lado ante aquel pensamiento, deja las botas moteras a un lado y las mira por un par de segundos más, pues incluso la ropa que viste es nueva y es gracias a Sero, quien a cada oportunidad que tiene se desaparece y vuelve con bolsas llenas de ropa, calzado y accesorios, incluso ahora tiene un celular. Solamente tiene los números de sus compañeros, Eijiro se negó a tomar uno al detectar la mentira de Sero respecto si eran robados.
— ¿No estás cansado? —pregunta, poniéndose de pie y caminando hacia Eijiro, quien le mira con atención saltando todavía en la cama— Veo que no.
— Quiero seguir afuera; jamás había estado rodeado de tantas personas, tampoco asistido a un concurso de canto, ¿cómo es que nadie me había presentado las fuentes con chocolate? —al verlo seguir saltando, él entiende la razón. Ha sido demasiado azúcar para el ángel.
— Afuera ya es de noche —señala, tomando asiento en el colchón sin importarle que el pelirrojo siga saltando—, y si nos llegaran a atacar, muchos pueden salir heridos. Hay demasiados civiles y pocos lugares donde poder cubrirse —hace una mueca—. No hay que dejársela fácil a quienes nos quieren matar.
— ¿Nos quieren matar? —el pelirrojo deja de saltar, viéndolo con una ceja arqueada. Él ladea la cabeza ligeramente hacia la derecha.
— Creo que lo dejaron muy claro cuando dispararon en nuestro apartamento.
— Había mucho humo, tal vez su intención no era darles.
— ¿Hablas en serio? —el ángel se alza de hombros, baja y toma lugar en la cama, usando la almohada para apoyar la espalda contra la cabecera.
— Estoy seguro de que debe de haber una explicación del por qué unos humanos los atacarían, sabiendo que son inmortales y ellos son los que pueden perder fácilmente la vida, dejando de lado que a los que he logrado ver estaban envueltos por las sombras.
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El Pecado de un Ángel (BakuShima)
FanficBakugo Katsuki no creyó que unas palabras lo hicieran vivir tantas cosas y todas gracias a una sola persona, mejor dicho, un solo ángel. Eijiro ha llegado a su vida para evitar así una guerra, una que él sabe que podría ganar en compañía de sus comp...