La sonrisa que surca sus labios en contra de la sonrojada piel se debe al claro cielo que empieza a saludarlos, los brazos de Uraraka lo mantienen contra el pecho de ella y evitan que pueda ver su rostro, lo cual es un poco comprensible al estar en un momento tan íntimo. Seguramente para ella es vergonzoso verse a la cara mientras tienen sexo, lo ha hecho en las otras ocasiones, sin embargo, en aquellas ocasiones logró verla y él quiere volver a apreciar esas bellas expresiones.
Sujeta con firmeza las anchas caderas, adora la sensación de la suave piel contra sus palmas callosas, y no duda en bajarla de golpe, empalándola por completo y sonríe victorioso cuando ella se arquea y se sujeta únicamente de sus hombros con las manos, evitando clavarle las uñas.
— ¡Izuku! —grita Uraraka y él ronronea acercando el rostro hacia el expuesto cuello, besa hasta llegar a la barbilla, la cual mordisquea suavemente.
— Sí, aquí estoy —carga su peso con suma facilidad para salir hasta la mitad y volver a adentrarse, observando con adoración la manera en que los pechos rebotan debido al embiste—. Te ves increíble.
— Ya no puedo —Responde sin aire, jadeante—. Es demasiado.
— Un poco más.
— ¡Dijiste eso hace dos rondas! —Endereza la cabeza, mostrándole una mirada chocolate rodeada de violeta— ¿Te acabas de...?
— Sí. Perdón.
— ¿Te corriste? —Oh, ahora él está avergonzado.
— Sí —gruñe al escuchar una risa molesta dentro suyo, deja caer el cuerpo hacia enfrente y la cabeza de la castaña pega contra la suave almohada, él admira más esa escena antes de tomarla por las corvas y comenzar a golpear dentro de Ochako, quien grita y se endereza un poco apoyando los codos—. Pienso llenarte ahora.
— Espera, espera. No. No.
Las pequeñas, suaves y femeninas manos se agarran con fuerza de la desarreglada sabana, la ve echar la cabeza hacia atrás y entonces todo el pequeño cuerpo tiembla, mojándole parte de la pelvis y el abdomen, apretándolo dentro del húmedo y caliente cuerpo, terminando por exprimirlo.
Se deja caer sobre el suave cuerpo, ronroneando ante lo bien que se ha sentido y saber que ha logrado durar hasta el amanecer, no es que dudara de sí mismo, pero debía demostrarle a Duda que con respecto a complacer a Uraraka él no iba a tener problemas.
Por cinco días las cosas han estado tranquilas, y ahora puede entender lo dicho por Monoma: "tanta paz después de semejante mierda no es normal", palabras más, palabras menos. Sin embargo, puede que se deba al velo que Eijiro mencionó, también porque Yagi no ha despertado.
Se coloca de cuclillas frente de laxo cuerpo, la respiración es calmada y no se mueve en lo absoluto, pero en los parpados se puede apreciar el movimiento de los ojos y posiblemente se deba a que está soñando, sin embargo, ¿qué estaría soñando?
Las risas a sus espaldas lo hacen ver sobre el hombro, encontrándose con Uraraka, quien viste una corta falda blanca y blusa de tirantes gris, y Sero; ambos tomando lugar en la mesa y viendo al ángel, quien se encuentra contando animadamente una historia y tratando erróneamente de explicar algunas situaciones, al final se rinde y termina por hacer un "boom, boom". Sin embargo, su atención vuelve a la castaña, quien ahora usa las manos entrelazadas para apoyar la barbilla.
Ella es asombrosa, realmente increíble. Logró conectar con Violencia sin siquiera ser su custodia, y cuando lo hizo, el preso no dudo en brindarle fuerza y más para que no resultará herida y fuera la vencedora. No es de sorprenderse, desde un principio notó el encaprichamiento del prisionero.
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El Pecado de un Ángel (BakuShima)
FanfictionBakugo Katsuki no creyó que unas palabras lo hicieran vivir tantas cosas y todas gracias a una sola persona, mejor dicho, un solo ángel. Eijiro ha llegado a su vida para evitar así una guerra, una que él sabe que podría ganar en compañía de sus comp...