⚜27: Una trampa tras otra⚜

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Midoriya junto con Todoroki caminan enfrente de él, mientras que a sus espaldas se encuentra Shinso y Monoma, han estado caminando durante horas porque los hijos de perra se han estado moviendo y con eso se han ganado que cuando los encuentre, les corte la jodida cabeza.

— ¿Cuánto más vamos a caminar? —pregunta Monoma, sonando exageradamente cansado— ¡Yo no soy un guerrero!

— Transfórmate en pájaro y vete en el hombro de Shinso —escucha un jadeo, como si lo hubiera ofendido. Suspira, voltea a verlo sobre el hombro y el rubio no duda en mostrarle el dedo medio de ambas manos—. ¿Cómo es que eres amigo de Eijiro?

— Eijiro me ama, ¿de acuerdo? No soy su amigo.

— Oh, esto será entretenido —comenta Midoriya, soltando una risa baja.

— Se siente como los viejos tiempos, aunque Monoma no estaba —señala Todoroki, y él pone los ojos en blanco, volviendo su atención al frente.

— Ustedes sí que son entretenidos —el custodio de desastre se adelanta hasta posicionarse al frente de todos, lo que los pone nerviosos. ¿Qué puede ocasionar? ¿Es seguro? —. Guerreros de Zeus dejando de lado sus cotidianas vidas por ayudar a un ángel que ni siquiera les ha dicho todo, menos lo que ocurrirá después —frunce el ceño ante eso, sintiendo a Ira removerse y mostrándole los pecados del rubio, donde lo ve asesinar con una mirada realmente furiosa—. Estoy seguro de que eso es demasiado idiota.

— ¿Sabes tu algo?

— Sé lo obvio, lo que ustedes parecen no querer aceptar supongo.

— ¿Y qué es eso? —pregunta Midoriya, sus hombros visiblemente tensos.

— Ustedes seguirán vivos por muchos, muchos, muchísimos años más —Todoroki frena ante eso y él no duda en empujarle suavemente para que siga andando—, de quienes se han encaprichado, no. Creo que unos setecientos años más, tal vez menos.

— ¿Y qué hay de ti?

— Soy un híbrido de fénix y ángel caído —se alza de hombros—, eso a mí no me preocupa. Por otro lado, tenemos a Eijiro, un ángel que ha estado rodeado por bastantes semanas de persecuciones, custodios y humanidad, pero eso no importa, porque él se irá.

— ¿Perdón? —Ira grita aterrado ante la idea, lloriqueando con la imagen de un Eijiro alejándose y dejándolos solos— ¿Cómo que irá?

— Después de ser juzgados y que demuestre que por ser custodios no son malos precisamente, él se quedará ahí. En los cielos. Ahí ninguno de nosotros pertenecemos, será una despedida llamativa.

— Eres un hijo que puta que no solo crea desastres a su alrededor, sino en las emociones también, ¿verdad? —Shinso se adelanta hasta atrapar en brazos al rubio, quien se retuerce para zafarse del agarre, pero le resulta imposible pues la fuerza del pelimorado es mayor—. Será mejor que lo ignoren, está molesto porque ha caminado muchísimo.

— Cubre su maldita boca, entonces —murmura Midoriya, molesto como hace mucho no lo estaba.

— Eso haré —el custodio de enfermedad se echa al hombro a Monoma, quien suspira exageradamente. Luego les sonríe radiante, el hijo de puta solo no quería seguir caminando—. Creo que quieren que nos separemos, mi arma está siendo alejada de las de ustedes.

— Nos vemos entonces, Todoroki te localizara una vez terminemos de encontrar las de ellos.

— Eso suena como un plan —Shinso voltea a verlos, sonriendo de lado.

Los tres lo miran alejarse, el maldito rubio custodio de Desastre ondeando la mano en despedida. Realmente agradecen que se lo haya llevado, es un dolor en el culo que no, no es nada agradable. Solamente Eijiro puede encontrar algo bueno en ese sujeto tan desagradable.

El Pecado de un Ángel (BakuShima)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora