↬28: Pequeñas Disculpas↫

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Cuando peleó por los dioses olimpo, no hubo criatura que frenara el filo de su espada. Asesinó todo aquel que estuviera en contra de las peticiones de Zeus, jamás titubeo y eso lo hizo merecedor de halagos y fiestas, sin embargo, ahora sabe que ya no es ese guerrero de sangre fría.

No cortó el cuello de esa niña, tampoco ha dejado que los demás sigan adelante mientras él se hace cargo de los hombres de Narciso. Es extraño, incluso Ira se encuentra ya acostumbrado a eso y no lo siente con la necesidad de castigar, lo único que lo desata ahora es la ausencia de Eijiro, quien sigue abrazado a él.

El ángel ha narrado lo sucedido, describiendo la forma heroica en que Sero decidió enfrentar a los seguidores de Narciso y los lanzó al mar, en donde Uraraka lo ocultó para luego ser arrastrada a las profundidades. Claro que nada de eso hizo que Todoroki o Midoriya se calmaran, solo empeoró la situación.

— ¡Debemos ir por ellos! —grita Midoriya, las venas del cuello marcadas y el violeta alrededor del iris verde delatando que Violencia está a nada de tomar el control.

— Eso es obvio, idiota —posa la mano derecha en la cabellera roja, dándole suaves palmadas al sentirlo temblar—, pero dime, ¿sabes a dónde se los llevaron? —el de cabellera verde aparta la mirada— Eso creí.

— No puedo dar con ellos —murmura Todoroki, caminando de un lado a otro—. Sus lazos no están.

— ¿Están muertos? —Midoriya palidece y él está a nada de golpearlo.

— No creo que los vayan a matar —el de cabello morado se mantiene sentado en el suelo cerca de una esquina, en la cual los tres niños se mantienen pegados a la pared. Claro, son conscientes que si tocan al guerrero de ojeras profundas acabaran como la niña que se encuentra acostada con una fiebre de infierno—. Nos han estado atrayendo, incluso nos separaron y usaron críos mestizos con el fin de ocuparnos, pero estoy seguro de que no hicieron todo esto por atrapar a una mitad sirena y un desciende de la cabeza de Medusa.

— ¿Qué quieres decir?

— Lo quieren a él —Shinso apunta a Eijiro, quien sorbe por la nariz. Él, por otro lado, gruñe junto con Ira ante la idea de que quieran quitarle lo que es claramente suyo—, aunque me sigo preguntando para qué.

— ¿Y por qué preguntárnoslo nosotros cuando tenemos la información justo aquí?

Ante lo dicho por Monoma, todos voltean a verlo y lo miran caminar hacia la niña que sigue jadeando, se ve en muy mal estado.

— Niños —los infantes voltean a verlo, luciendo asustados y es el de cabello castaño cobrizo quien palidece al ver al rubio acercar una mano al brazo descubierto de la niña inconsciente—, ¿ustedes saben algo que nos pueda ayudar? —Eijiro desliza los brazos de él con la intención de girarse, pero él lo mantiene en su lugar.

— Lo siento, es mejor que no veas esto.

— ¿Qué va a...?

El grito de la niña al ser tocada por la caliente piel del mitad fénix hace a Eijiro abrir los ojos con horror, forcejea contra él por liberarse, pero no logra ni hacerlo perder equilibrio. Ira se remueve incomodo ante las exigencias del ángel por querer ser soltado, sin embargo, se mantiene firme y eso le sorprende, parece que la idea de no tener a Lujuria y Duda cerca no le agrada para nada.

Los niños gritan y lloran por el llanto de la niña de cabello cobrizo, quien se retuerce de dolor mientras se aferra a su pequeño brazo que comienza a lucir un color rojizo espantoso.

— ¿Saben? Hace mucho tiempo un sujeto soportó solo dos toques, ¿cuántos podrá soportar ella? ¿No tienen curiosidad?

— ¡¡Deja a mi hermana!!

El Pecado de un Ángel (BakuShima)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora