↬20: Una Locura↫

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Caminando entre las calles de Venecia, con aquellas edificaciones de estilo clásico, manteniendo una esencia que lo destaca de otros lugares, se encuentra con el ángel sostenido de su brazo izquierdo, quien mira alrededor con clara nostalgia. Ha estado más de una vez ahí, pero no sería raro al ser un ángel otorgador de alegría, ¿o sí?

Gruñe, voltea a ver a Uraraka y ella lo mira sobre el hombro, haciendo una mueca.

— Lo siento —articula, volviendo la vista al frente y sujetando con firmeza la mano de Midoriya. Claro, mientras ellos dos están en su momento de paz, el hijo de perra Duda se lanza contra otros.

— ¿Todo bien?

— No, ángel, no está bien —suspira, soltándose del agarre con gentileza para pasar el mismo brazo por sobre los hombros del pelirrojo, quien se deja pegar contra su costado—. Estoy tenso hasta la jodida medula.

— ¿Por?

— ¿Conocías a Stigma? —Eijiro niega en respuesta, él le ve de reojo y lo mira bajar la mirada, claramente debe de hacer la pregunta correcta— Entonces, ¿conoces a alguien que conoce a Stigma? —el pelirrojo abre la boca, voltea a verlo y él sonríe de lado, ha ganado.

— Sí.

— ¿Quién?

— Mi informante.

— Tu informante conoce a Stigma, de acuerdo, ¿algo más que deba saber y sí sea de importancia?

— Dejemos eso para más tarde —Todoroki, al encontrarse al frente junto con Sero, se detiene y los hace frenar a todos—, nos están siguiendo.

— Verga —el pelinegro se lleva ambas manos a la nuca—, ni siquiera hemos desayunado.

— ¿Hablas enserio? —cuestiona la castaña, viendo a todos lados, posiblemente buscando vías alternas.

— ¿Son humanos? —pregunta Shinso, llamando la atención de todos— ¿Lo son? —Shoto asiente en respuesta— Bien; síganme —cuando el pelimorado pasa cerca de Sero, el pelinegro es jalado por el heterocromático.

El grupo sigue al de cansada mirada, quien los guía entre callejones y al llegar a un pequeño puente, el pelimorado no va por encima de este, sino que baja poco a poco la pendiente que da hacia el agua antes de conducirse hacia la oscuridad que da la construcción de cemento. Él se queda en lo alto, parpadeando confundido ante eso, quien lo sigue primero es Sero, luego la castaña y tras de ella se va el ángel.

Midoriya volta a verlo, luego a Todoroki antes de bajar y hacer lo mismo, no había forma que ellos cupieran ahí. ¡Eran enormes!

Sin embargo, parece ser el único en pensar eso ya que Todoroki es el siguiente en bajar e ingresar. Prefiere quedarse arriba y pelear, aunque la idea de dejar solo a Eijiro todo frustrado sexualmente cerca de Stigma, Sero y Shoto, y... Maldice por lo bajo, desciende y se adentra a la sombra que aquel pequeño puente da.

Frunce el ceño cuando se ve envuelto en una penumbra, no ve el otro lado donde debería seguir el canal del río, una mano se envuelve alrededor de la suya y no la retira, pues su preso ha ronroneado por lo que claramente se trata del ángel. Se deja guiar por este, acostumbrándose poco a poco a la oscuridad y cuando lo logra, ve a su alrededor, es un túnel, sí, pero lo que adorna las paredes no son rayones hechos con espray o pintura normal, sino por sangre de unicornio.

Puede saberlo por la forma en que brilla cuando pasan de ella, pues es una reacción de la bioluminiscencia, proceso que realizan los organismos vivos en la sangre para producir luz.

— ¿Qué es aquí? —pregunta en voz alta, viendo sobre el hombro. Ya no es capaz de ver la entrada a pesar de que no han caminado mucho y han seguido en línea recta— ¿Shinso?

El Pecado de un Ángel (BakuShima)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora