↬26: Pésimas Niñeras↫

324 63 3
                                    

Oh, mierda. Oh, mierda. Él definitivamente no está capacitado para cuidar otras vidas, a menos que sean ajolotes, ahí sí sabe qué hacer, pero en este caso no. No tiene ni puta idea.

Coloca el cuerpo dormido de Uraraka al lado de Eijiro, observa atento las expresiones de estos; la castaña desde que fue dejada en sus brazos empezó a hacer muecas y murmurar entre sueños, lo que es comprensible al saber que Duda siempre la ataca cuando no están en contacto con Midoriya, el custodio de Violencia, sin embargo, mira sorprendido como el ángel la abraza y ambos suspiran con alivio, durmiendo pacíficamente.

Bien, mejor así. Que duerman profundamente hasta que los guerreros vuelvan, sí.

(¿Sabes? Lo echo de menos) sonríe ante lo dicho por Lujuria y se encamina hasta una de las esquinas de aquella cabaña costera, tomando asiento en el suelo y usando la pierna derecha para apoyar el brazo del mismo lado.

— ¿Lo extrañas?

(Sí, me gusta Muerte. Ella es fantástica, pero el guerrero tampoco está mal. Nos ha estado siguiendo el paso, ¿no lo crees?)

Sí lo ha hecho y es el primero; Todoroki no ha dudado en seguirle desde aquella noche en el barco, siempre dispuesto a cumplir el trato que él tiene con Lujuria y haciendo de esos momentos algo totalmente nuevo, pues los besos que le da y las caricias que recibe no están siendo dadas solo por placer, hay algo más en ellas que lo hace temblar y disfrutar del sexo otra vez.

Aunque algo dentro de él se aferra a la idea de que aquello puede seguir y perdurar, volverse algo por lo que luchar día a día, es consciente que su final llegará tarde o temprano y sí, es verdad, él se ha esforzado muchísimo porque Shoto disfrute la vida y sonría, pero él sigue deseando morir.

(Nunca pensé decir esto, pero me arrepiento de haberte dado el trato) ((Eso ha sido muy lindo de tu parte, ¿has comenzado a ablandarte?))

Cierra los ojos, sonriendo ante la conversación que comienza a llevar a cabo con Lujuria, quien, a diferencia de los otros presos, tiene un mejor comportamiento que los demás y el compañerismo que tienen es bueno, equilibrado. Incluso mucho antes de unirse con los guerreros y el ángel, ellos llegaron a desvelarse solamente platicando y ¿cómo no hacerlo? Su preso conoció a su abuela y tiene un sin de historias con ella, y él ya no tiene familia que haga algo así.

Pasadas las horas, hace una mueca al sentir el hambre escalar a punto donde le parece molesto. Voltea hacia la ventana, haciendo una mueca al ver que comienza a atardecer y los guerreros no han hecho acto de presencia, mira hacia quienes siguen dormidos: Eijiro tiene una suave sonrisa en los labios mientras que Uraraka sigue abrazada al costado del pelirrojo.

Apuesta a que se debe a la honestidad que surge del pelirrojo, pues ante nada de mentiras, no hay espacio para las dudas.

Se encarga de hacer de comer con lo que ha logrado conseguir en compañía de Shoto y al terminar de preparar la ensalada de atún y una de frutas frescas, se acerca a los que siguen durmiendo y despierta a ambos para que coman, una comida que realmente ninguno de los tres disfruta y está muy claro por qué. Han pasado tanto tiempo compartiendo esos momentos con más personas y que solo sean ellos ahora es algo deprimente.

— ¿Nunca pensaste en abrir un restaurante? —la pregunta hecha por Ochako lo hace salir de su ensimismamiento, voltea a verla y piensa en ello, realmente se ocupa en poder dar una buena respuesta.

— La verdad no; sé que cocino bien, pero lo hago solo para mis personas favoritas —extiende una botella con agua sin rosca a Eijiro, quien la acepta gustoso y da trago—. Dejando de lado que seria algo complicado de explicar el como sigo vivo a pesar de tantos años, ¿no lo crees?

El Pecado de un Ángel (BakuShima)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora