↬4: El idiota más lindo↫

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De acuerdo, el tema de viajar es algo que hace años no hacían, menos en un transporte donde hay tantos humanos de todas las edades alrededor. Ira es de los que no duda en revelarle los pecados de los presentes y eso hace incomodo el viaje, más cuando es un viaje de tantas horas, ¿lo peor? Estar sentado al lado de Shoto, pues Eijiro, quien va haciendo gestos faciales a un bebé sentado en el regazo de la madre, pensó que era lo mejor.

¿Por qué ir sentado al lado del heterocromático iba a ser mejor que estar al lado del ángel? ¡Ni Ira lo entiende!

— Esto es una estupidez —dice en tono bajo, cruzando los brazos a la altura del pecho—; nos pudiste haber teletransportado ¿no?

— Sí.

— ¿Y por qué no lo hiciste?

— Porque Eijiro dijo que debíamos llegar todos juntos y yo no puedo cargar con dos cuerpos —pone los ojos blancos ante esa respuesta, pero sabía de ese detalle. Ha vivido por muchos años junto con el heterocromático, los pro y contras de sus presos los conocen muy bien.

— ¿Desde cuándo haces caso a lo que te dicen? —pregunta con un resoplido al final, Ira gruñe bajo <<Es porque el ángel se lo dijo. Lo quiero lejos de él>>

— Además —continua Shoto, ignorando el gruñido del demonio que sí ha puesto incomodos a un par de humanos—, sé que estás molesto solo porque no estás sentado al lado del pelirrojo.

— Sí, así es.

— ¿Por qué tu repentina obsesión con él? Hasta durmieron juntos; jamás llevas a alguien al apartamento, tampoco pasas la noche con tus conquistas.

— Siempre hay una primera vez.

Ira ronronea ante el recuerdo de haber pasado la noche con el ángel, y no, no hubo sexo ni tocamientos lascivos por más que el demonio planto imágenes en su cabeza, simplemente se abrazó al fresco cuerpo y se concentró en la respiración del pelirrojo, la cual era como una melodía. Le recordó cuando paseaba entre las nubes, el fresco viento zumbando armoniosamente.

Cerró los ojos y se permitió imaginar volar entre las nubes nuevamente, el recuerdo del viento acariciando sus plumas y alborotando su cabello. Era muy bueno en eso, si pudiera tenerlas de vuelta ¿sabría manejarlas otra vez? Giró al ángel con sumo cuidado para no despertarlo, sintiendo así la respiración de Eijiro contra su piel, la cual se erizó inmediatamente.

La cama se mantuvo fresca toda la noche, en ningún momento sintió la necesidad de levantarse y abrir las ventanas, tampoco se volvió amarga la madruga pues Ira se mantuvo ronroneando toda la noche, durmiendo pacíficamente con el aroma a océano que el ángel desprendió mientras dormía.

Él no durmió nada, solo se mantuvo adorando cada rasgo facial del pelirrojo: el puente de la nariz, los pómulos y la quijada, el ceño, las cejas, contando pestaña por pestaña y apreciando lo largas y rizadas que eran. Es hermoso, y cuando reparó en los labios, del tono del fruto granada que poseen y la forma de estos, el labio superior un poco más carnoso que el inferior, no dudo en elevar la mano derecha y cepillarlos con el pulgar.

Se acercó dispuesto a besarlo, pero se frenó a un suspiro de distancia, sintiendo la respiración tranquila del pelirrojo contra su cara. Hizo una mueca, se enderezó y atrajo el cuerpo del pelirrojo contra el suyo, abrazándolo posesivamente.

Eijiro es un ángel y para Ira eso es mucho más significativo que una pelea o purgar pecados; es cielo, paz y, ¿y qué más? ¿Es por las alas? Tal vez, en muchos de los pensamientos lascivos, el demonio le demostró muchísimas maneras que se podía tomar a un ser de los cielos y sujetar esas extremidades emplumas entre manos durante el sexo.

El Pecado de un Ángel (BakuShima)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora