Capítulo dos: Yuki, la niña que podía manipular la nieve

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 —Bueno, si dices que es de ella te creemos—dijo Snowy mientras ve el reloj que había arriba de ella —será mejor apurarnos.

Mientras tanto, en casa de Snowflake, April estaba sentada en el sillón mientras la niña de nieve se comía una zanahoria y al mismo tiempo leía algo, ella se dio cuenta de que la hermana menor estaba muy callada.

—Entonces ¿Vas a cumplir cinco años? —dijo Snowflake, intentando entablar una conversación con April.

—Si —respondió April a secas, Snowflake sentía que algo ocurría pues no era normal en ella ser tan reservada con las personas.

—Pronto entrarás en la niñez —dijo Snowflake; April solo se limitó a mirarla para volver a lo que estaba.

La conversación paró abruptamente cuando un chico de la edad de April con el cabello de color negro que le cubría el ojo derecho entró por la puerta. Podría decirse que era el tipo de persona que prefería ocultar secretos como saber el ¿Por qué estaba en el reino invernal? Para un niño era muy peligroso rondar por ahí sin alguien que lo vigilara.

—Niño emo, niño emo —comentó April, Snowflake se veía extrañada; el niño se limitó a ver a ambas.

—Mi nombre es Charles, ¿Y qué significa eso de "emo"? —dijo el niño mientras se acomodaba el cabello, April entonces recordó a aquel chico, lo había visto ayer huyendo del altar de Yuki—¿Es algún término despectivo hacía los niños en este reino?

—Voy a ir por la escopeta —dijo Snowflake, que sale la sala, la cara de Charles cambió de confundido a aterrado en un momento.

—¿Por qué todos en este reino quieren matarme? —dijo Charles, que sale disparado hacia la puerta justo cuando Snowflake regresaba.

—¿Ibas a matarlo? —dijo April con cierta ansiedad en su rostro, más tarde que nunca se percató de que Snowflake no tenía nada en sus manos (o en su caso, ramas)

—No en realidad —comentó Snowflake —solo quería ahuyentarlo y volvió a funcionar.

Snowflake vio que April se levantó, se puso un sombrero de bruja que había comprado el año pasado y del cual se había encariñado, tomaba una pequeña mochila color azul donde guardó sus cosas y se acercó a la puerta.

—¿A dónde vas? —dijo Snowflake, tomando de la mochila a April, esta última se cruzó de brazos.

—A casa —dijo April, Snowflake le dijo a ella que le mirara a los ojos, ambos oscuros y vacíos de vida como piedras (ya que, en efecto eran piedras). La hermana menor finalmente confesó — iba a perseguir al niño emo.

—Tus hermanas me intentarían destruir si te dejo ir —dijo Snowflake —si en realidad pudieran.

—¿Qué? —dijo April muy confusa, no creía posible que Snowflake durara mucho tiempo antes de hacerse pedacitos.

—Pásame esa pala —dijo Snowflake, apuntando a una pala recostada en una de las paredes. April fue por ella —ahora golpéame con todo lo que tengas en la cabeza.

April se miró extrañada en un principio, luego de pensarlo unos segundos golpeo a Snowflake con la pala, la hermana menor esperaba ver un montón de trocitos de nieve a sus pies pero para su sorpresa Snowflake estaba intacta, solo con una abolladura en la cabeza en forma de U, April empezó a reírse por lo graciosa que se veía la niña de nieve.

—Ya lo sé, es muy gracioso —dijo Snowflake —pero también es muy doloroso y tardaré una hora en volver a mi forma original.

—¿Eres inmortal? —dijo April completamente emocionada por conocer a alguien más que lo fuese.

The last witches: la cueva de los gritos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora