Capítulo seis: La chica fría y su acompañante

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-Ojalá así fuera con todos con los que se relaciona -. Dijo una de las hadas con un suspiro-, pero solo se la pasa leyendo y teniendo un comportamiento distante... pero con el poco tiempo que lleva con usted ha estado más sonriente que de costumbre.

-Entonces, ¿Los rumores sobre ella eran ciertos? -. Dijo Rick, con algo de decepción -pero... ¿Por qué es tan amable conmigo? Yo soy un simple don nadie al que ella le habló por que tenía curiosidad de que yo fuera rehuido por los demás.

-Oye, ¿Cuál es tu nombre? -preguntó Esther, quien resultó que llevaba despierta un buen tiempo. El chico se asustó, pero, una vez que se calmó; este suspiró.

-Mi nombre es Richard Blackwell -dijo el chico tímidamente, Esther se queda pensando un momento.

-¿Te molesta que te llame Rick? -preguntó Esther al chico el cual no sabía ¿Qué responderle?

-No, no me molesta; entonces... ¿Qué es lo que te gusta hacer? -dijo Rick, intentando entablar una conversación con Esther, ella empieza a contar con sus dedos -¿Tantas cosas te gustan?

-No es eso, solo cuento las cosas que no me gustan -aclaró Esther, quien al final suspira -supongo que leer, sobre todo novelas de misterio o cosas de historia.

-Bueno, creo que por el momento no encuentro algo con lo que conversar contigo -dijo Rick, quien se siente algo incómodo y decide ayudar a Esther a limpiar la sala principal.

Conforme pasó el tiempo, Rick y Esther se hicieron muy buenos amigos, la chica le presentó al chico a sus hermanos en una ocasión, Hayley y Emily se lo tomaron muy bien, pero Regulus le era demasiado indiferente, y este se negó a estrecharle la mano.

-Si descubro que le hiciste algo a mi hermana te voy a atormentar el resto de tu vida -dijo Regulus, cosa que asustó a Rick.

-Regulus contrólate -le dijo Esther, al ver que Rick estaba algo asustado, ella se voltea hacia el chico -no te preocupes Rick, no permitiré que te haga nada.

Años después, cuando Esther cumplió los veinte, Rick se negó a ir a la celebración, pues Regulus cada vez más le ponía el ojo encima, cosa que lo estresaba; ella no le dio mucha importancia, pero cuando llegó tras haberse llevado a algunos niños de la superficie para preservar a los humanos en el mundo Newman, Rick estaba más que en desacuerdo.

-Algunos de esos niños tenían familia, no pueden alejarlos así como si nada -argumentó Rick, quien le dio muchos más motivos de porque lo que hizo estaba mal.

-Lo sé, lo sé, pero no sabía ¿Qué hacer? Me sentía muy estresada y todos me miraban a mí, no estoy acostumbrada a eso -dijo Esther, quien veía que aquello no había cambiado la forma de parecer de Rick.

-¡Esa no es excusa! -. Dijo Rick con más brusquedad que antes -¡El secuestrar a la gente es un crimen! ¡¿Qué importa si nos extinguimos aquí abajo? ¡Ellos realmente no nos necesitan! ¡Solo estamos aquí para extinguirlos!

-Rick... -dijo Esther débilmente, el chico se marchó, la chica empezó a llorar. -¿Crees que tú puedas perdonarme?

-Te perdono, pero por el momento tengo demasiado sueño y me voy a casa, pero espero y reflexiones sobre lo que hiciste -dijo Rick, quien desaparece por la puerta del castillo del reino invernal.

Los días que siguieron fueron muy solitarios para Esther, Rick no había aparecido y ella se encontraba muy deprimida como para hacerles caso a los niños que había traído de la superficie, a pesar de que ellos preguntaban cosas a las que ella tenía respuestas, no tenía ánimos como para responder.

-¿Dónde estará aquel chico? -se preguntaban las hadas de limpieza, tristemente, aquel chico se encontraba en un grave problema en aquel momento.

-Te advertí que no le hicieras nada a mi hermana -dijo Regulus, quien tenía a Rick en el suelo, el chico estaba sangrando de la frente, y estaba completamente débil.

The last witches: la cueva de los gritos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora