Capítulo diez: Armas

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Esta será la última vez que saltaremos en el tiempo, la misma noche que April peleó contra la luciérnaga gigante quedó muy exhausta que luego de hablar un rato con Mackenzie se tumbó en el suelo. De repente, dos hipo-sombra que sobrevolaron sobre ambas hermanas y sin previo aviso, el valle de la calma se convirtió en el inframundo.

—Me alegra haber estado pendiente todo este tiempo —dijo la muerte con un tono de preocupación, April y Mackenzie se sentían confundidas, la luz naranja del inframundo centellaba intensamente sobre la guadaña de la o él esquelético anfitrión o anfitriona. —¿Cómo se encuentran niñas?

—Señor o señora muerte —dijo April con miedo. —¿Por qué nos trajo al inframundo?

—Corrían mucho peligro ahí —explicó la muerte, ambas hermanas estaban confundidas. —había alguien muy peligroso que estaba cruzando el bosque de los gloom trees.

—¿Y cómo sabe que es poderoso? —. Preguntó Mackenzie, la muerte azotó su guadaña contra el suelo, April se espantó, la segunda hermana no entendía nada.

—Perdón, se acaba de morir alguien —dijo la muerte, que volvió a tomar su guadaña para ahora moverla un poco a la izquierda —todo recae en su alma, puedo sentir el poder de un alma debido a mi extraña naturaleza... soy la muerte no lo olviden.

—Esa explicación fue un poco larga, pero creo que lo entendí —dijo Mackenzie, quien nota como April da un bostezo —debes estar muy cansada, pero la pesadilla no te debe dejar dormir.

—No te preocupes... —dijo April, que vuelve a bostezar. —en el inframundo puedo dormir sin problemas, hasta tengo una casa aquí.

—Espera, ¿Entonces no necesitas arena del sueño aquí? —preguntó Mackenzie.

—Correcto, ven, te mostraré el lugar donde pasé algunas noches el año pasado —dijo April, la hermana menor toma la mano de Mackenzie y la lleva corriendo hasta el vertedero. —está allá arriba, parecerá pequeña por fuera pero por dentro es enorme.

Una vez dentro se sentía un aura completamente diferente a la del inframundo, este era más cálida y hasta se podría decir que estaban en otro lugar. April le dijo que ella usualmente busca entre todas las cosas que caen al vertedero y luego intenta repararlos, aunque no parecía tener mucho éxito.

—Aún me falta mucho por aprender sobre reparar cosas, pero quiero aprender y también quisiera aprender a cocinar —dijo April, quien se acuesta en la cama y bosteza.

—¿Por qué te interesó aprender a reparar cosas y a cocinar —preguntó Mackenzie, intentando no sonar tan indiscreta, April le sonrió radiantemente.

—Porque quiero aprender —dijo April, Mackenzie no lo entendió, de repente vio como el rostro de su hermana menor se puso serio —viví casi tres años en un mausoleo sin saber cómo funcionaba el mundo a mí alrededor y aprender algo nuevo... es algo maravilloso.

—Está bien, entonces te puedo enseñar a cocinar cuando quieras —dijo Mackenzie, con un tono de felicidad, aunque muy en el fondo seguía sin entenderlo; pero ver a su hermanita con una sonrisa en su rostro la hacía sentirse tranquila.

—Mackenzie, antes de irme a dormir me gustaría que hicieras algo por mí —dijo April, la cual se le notaba el sueño. —cántame la canción.

—Pero puedes dormir con facilidad aquí, no tengo motivo alguno para cantarla —. Explico Mackenzie.

—Lo sé, solo quiero escucharla —dijo April, Mackenzie le sonrió y se sentó en la cama.

"Aquella noche... donde las estrellas eran la luz

The last witches: la cueva de los gritos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora