Capítulo diez: Armas

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 —Si se acordaron... —dijo Snowy con algo de vergüenza, para su sorpresa, sus hermanas la abrazaron.

—Me alegra que estés bien —; dijo Vivian casi al punto de llanto, pasaron unos segundos hasta que Rick tomó la palabra.

—No tenían que preocuparse, ella estuvo entrenando conmigo todo este tiempo —dijo Rick con un tono de orgullo, Vivian y Rose se quedaron en silencio.

—No es por ser grosera pero... solo te conocí una vez ¿Cómo iba a saber que mi hermana estaba a salvo? —dijo Vivian, Rick entonces cayó en cuenta.

—Aun así el resultó ser buena persona, estoy bien y ahora que estamos las tres juntas puedo decirles toda la historia de Rick con mamá —. Dijo Snowy con emoción, Rick se sorprendió, el no esperaba que la cuarta hermana dijera aquello de esa manera.

—E... espera Snowy, lo que te conté no es el final, hay algo más que deben saber, pero no pienso decirlo hasta que ustedes cinco estén reunidas —. Dijo Rick, quien acto seguido se acomoda su paliacate —supongo que tendremos que unirnos a ustedes.

—Por nosotras no hay ningún problema ¿Verdad Rose? —dijo Vivian, Rose asintió. —pero quiero que nos cuentes lo que le contaste a Snowy sobre nuestra madre.

Rick suspiró y procedió a contar la historia, Snowy prestaba incluso más atención que la primera vez, Vivian y Rose no paraba de sorprenderse; la cuarta hermana encontraba esto un poco hilarante.

Mientras tanto en el reino invernal, Charles se estaba aburriendo después de tantos días sin hacer nada, entonces alguien tocó a la puerta, el chico estaba indeciso si abrir o no, a final tomó coraje y abrió la puerta.

—Hola —dijo Snowflake, Charles se quedó un poco incrédulo, entonces una expresión de emoción se dibujó en su rostro.

—¡Un muñeco de nieve que habla! ¡Que malote! —dijo con emoción, Snowflake, por su parte no parecía tan entusiasmada.

—Ah... eres el niño emo —dijo Snowflake sin mucha emoción.

—Ya en serio, dejó de dar risa ¿Qué significa emo? —. Dijo Charles en tono serio, en ese momento se percató de con quien estaba hablando —¡Eres el muñeco de nieve con la escopeta!

—¿Sabes si Snowy está aquí? —preguntó Snowflake, sin darle mucha importancia.

—S... ¿Snowy? —dijo Charles con inseguridad, no sabía las intenciones del muñeco de nieve.

—Sí, Snowy, ella es mi amiga y desde la noche anterior a la tormenta de polvo no tengo noticias de ella —. Dijo Snowflake con preocupación, esto pareció convencer al niño.

—Partió en busca de una piedra mística hace días... creo que la fue a buscar para ti —. Explicó Charles, Snowflake empezaba a entenderlo todo —dijo que quería agradecerte con algo.

—Entones si encontraste algo para evitar que me derritiera —dijo Snowflake, mirando el cielo. Estuvo así unos segundos hasta que decidió tomar la decisión. — necesito detenerla antes de que cometa una locura.

—Oye, ella se fue al reino veraniego, jamás podrás alcanzarla siendo un muñeco de nieve —dijo Charles, quien piensa un poco antes de hablar —por eso seré yo quien te lleve y si te preguntas ¿Por qué? Estoy aburrido de seguir en este castillo.

—¿Y cómo harás eso? —preguntó Snowflake, Charles le hace pasar y luego se va a buscar algo. Regresa unos minutos después.

—Usaremos esta hielera para conservarte, supongo que a dónde se dirige Snowy está muy lejos así que tendremos que utilizar esto —. Dijo Charles, quien saca una botella con un líquido de color azul brillante.

The last witches: la cueva de los gritos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora