—Así que eres su hija —dijo el hombre con algo de enojo —odio a la familia Wilde, creyéndose tan especial con sus almas poderosas y sobre todo, jamás perdonaré que Regulus me haya despojado de mis tierras.
—Entonces, ¿Usted me odia? —preguntó Snowy, el tipo por primera vez miró con algo de felicidad a la niña.
—No lo sé, jamás había escuchado de ti, lo que sí te puedo asegurar es hacer un trueque contigo, no hagas preguntas, simplemente no puedo juzgarte como al resto de tu familia —dijo el hombre que se dirige a su lagarto y baja el saco que tría consigo.
—¿A qué se refiere con eso de trueque? —dijo Snowy, el hombre deja a un lado su saco.
—Soy un comerciante que trae todo tipo de cosas de las tierras lejanas para el reino veraniego, por la más mínima cantidad te puedo dar cosas que te pueden ser de apoyo —dijo el hombre, el cual entre las cosas que saca son pura basura sacada del vasto lago que cubría las islas de las tierras lejanas y un farol que producía una luz muy peculiar.
—¿Tendrá algún cuaderno entre esas cosas? —preguntó Snowy, el comerciante mira extrañado a la cuarta hermana pero sigue buscando en su saco.
—Tienes suerte, solo me queda uno y no tendré hasta la próxima semana, aunque no es la gran cosa... no estoy seguro si el color encaje contigo —dijo el comerciante, quien saca un cuaderno de color negro de una pasta algo dura. —lo obtuve en la tienda más barata de las tierras lejanas, han sido la cosa más barata que haya comprado y se venden muy bien.
La sombra de Snowy se asomó por su oreja para ver la portada con mejor detenimiento, su visto bueno fue casi inmediato; la cuarta hermana sacó algo de su mochila.
—Bien, creo que lo único con lo que puedo pagarte es con una botella de agua —dijo Snowy, el comerciante frunció el ceño y le lanzó el farol con la luz extraña.
—Te las doy por ahora, pero te buscaré muy pronto para que me pagues —dijo el comerciante, que coloca su saco sobre el lagarto y estaba listo para irse.
—Viejo parlanchín —dijo Snowy, —puedo saber ¿Cuáles fueron las tierras de las que Regulus te despojó?
—Supongo que no hay problema en decirte a ti —dijo el comerciante en un tono jocoso —bien, pues hace 60 años yo tenía una granja de lagartos a las afueras de cierta cueva, un buen día regresé de trabajar y la escena que vi fue horrible; mi esposa e hijos muertos.
Snowy se quedó perpleja y un poco arrepentida por haber tenido la curiosidad de preguntar, el comerciante frenó su relato al percatarse de esto, pero decidió proseguir.
—Una vez entré a mi habitación lo vi... una cabellera rojiza que brillaba intensamente incluso en la oscuridad, entonces él explicó que habíamos violado la ley cuando nuestra casa se encontraba en el perímetro legal, en ese momento dejó caer un aviso de desalojo frente a mí y me sacó a patadas de mi propia casa —dijo el comerciante que dejó caer una lágrima —desde ese momento investigué todo lo que había hecho la familia Wilde además de Regulus... y con cada cosa nueva que descubría... mi odio hacia esa familia no hizo más que crecer.
—Está bien —dijo Snowy —no voy a criticarlo ni intentar cambiar su percepción de mi familia, a fin de cuentas creceré y probablemente vaya a acabar pensando lo mismo de mí.
El comerciante se empezó a reír, y le dio un trago al agua que Snowy le había negociado, acto seguido montó en su lagarto y se alejó lentamente mientras aún se carcajeaba.
—Aunque odie a tú familia te deseo la mejor de las suertes en aquello que vayas a hacer... niña de ojos pegados —dijo el comerciante mientras aún reía.
—Nos vemos viejo parlanchín —dijo Snowy, quien apaga el farol y se recuesta para dormir un rato más.
—Es... es bellísima, un diseño clásico que me recuerda lo que de verdad importa en la vida —dijo la sombra de Snowy, mientras sollozaba de felicidad.
—¿Entonces las portadas son lo que de verdad importa en la vida? —. Dijo Snowy, su sombra se callada —me temía que solo lo dijeras para hacerlo ver interesante... regresa al subconsciente y no salgas de ahí hasta que te lo diga.
La sombra de Snowy no opuso resistencia y se esfumó. Mientras tanto, el comerciante se dirigía hacia la ciudad principal del reino veraniego, aun pensaba en su conversación con Snowy.
—Aunque no lo aparente es igual de orgullosa que el resto de su familia, pero al mismo tiempo tiene algo que me intriga acerca de esa niña... —dijo el comerciante, esas fueron sus últimas palabras antes de caer desmayado y con un líquido negro y espeso cayendo por su cuello.
—Tal y como lo pediste —dijo una voz, la cual sonaba algo apagada, pero con un tono bastante serio.
—Buen trabajo, puedes retirarte, tienes algunos días libres hasta "ese día" —dijo la voz de Regulus, la otra persona sale de la habitación y el comerciante se despierta.
—¿Qué? ¿Dónde estoy? —preguntó el comerciante, que al ver a Regulus frente a él solo pudo quedarse callado, presenciando el rostro serio del hombre pelirrojo.
—Así que luego de quebrantar las leyes te convertiste en un comerciante —dijo Regulus, quien se sienta en una silla que se encontraba en el otro extremo de la habitación. —no te preocupes, el haber hablado con mi sobrina no te trajo aquí, de hecho tenía planeado acabar contigo desde hace mucho.
—Tu... sobrina ¿eh? —dijo el comerciante, que aún siente escalofríos por la persona que está frente a él. —así que en realidad es hija de una de tus hermanas y considerando sus rasgos físicos puedo deducir que se trata de Esther ¿Estoy en lo cierto?
—Sí, pero no es por ella que te encuentras aquí —dijo Regulus, quien le sonríe al comerciante, algo en esa sonrisa no estaba bien —el motivo e para discutir sobre la noche en la que te llegó ese aviso de desalojo.
—He dicho más de una vez que eso fue una injusticia, mi casa se encontraba en el límite permitido —alegó el comerciante con enfado, Regulus no paró de sonreír.
—Estás en lo cierto, tu casa estaba en el límite permitido, pero... —dijo Regulus, que paró de sonreír para poner una expresión seria —ustedes mantuvieron por una corta temporada a alguien que no es bienvenido en este reino.
—¿El obscure? —dijo el comerciante con un tono de horror, este recordó como una noche alguien que parecía una sombra tocó su puerta, tenía un paliacate raído y se veía hambriento y muy débil.
El comerciante y su familia le dieron hospedaje por un mes, ahí se enteraron de que eran los obscure y así como llegó, una mañana se esfumó sin decir nada; solo dejó una nota donde agradecía por todo lo que habían hecho por él.
—Así es, él no les comentó nada porque temía que ustedes lo entregaran, para su suerte logró escapar, pero tu familia acabó pagando los platos rotos —dijo Regulus, quien veía la expresión atónita del comerciante. —ahora bien, ese obscure está de regreso en estas tierras, no lo reconociste porque apenas estaba saliendo el sol pero estaba ahí junto a mi sobrina así que, a menos que quieras morir dime ¿Dónde se encuentran ahora mismo?
El comerciante lo pensó mucho, por una parte, no conocía a aquella niña lo suficiente como para apiadarse de ella, pero con Rick la cosa cambiaba, incluso cuando no estaba del todo recuperado podía hacer casi cualquier trabajo y siempre les ayudó con cualquier necesidad. A pesar de que su familia pereció por haberlo apoyado no se sentía como si fuera el principal culpable de todo, a sus ojos era el hombre pelirrojo que se encontraba en la misma habitación era el verdadero homicida, aquel que le arrebató toda la felicidad que alguna vez tuvo; el comerciante decidió no hablar.
—Ese silencio significa que titubeas... no te preocupes, es normal —dijo Regulus, quien saca su varita. —espero y haya un paraíso y te reencuentres con tu familia.
Y con una sonrisa, Regulus lanzó el hechizo especteral al comerciante; el cual, solo podía pensar "Pero que familia más extraña". Poco a poco su alma abandonó su cuerpo.
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The last witches: la cueva de los gritos
AdventureLuego de seis meses en el Mundo Newman, las hermanas Wilde se enfrentan a una nueva aventura, pero cada una tomará un camino separado. Vivian y Rose van en búsqueda de resolver un gran misterio que afecta al reino invernal, Mackenzie y April se aven...