Capítulo dos: Yuki, la niña que podía manipular la nieve

9 0 62
                                    

Luego de unos segundos, el silencio se apaciguo y April volvió a tomar el vaso de agua dentro de un envase de raspado. Sus cuatro hermanas mayores no sabían ¿Qué opinar? Cada una tenía diferentes puntos de vista.

—¿Creen que sea verdad? —. Preguntó Vivian a sus hermanas menores —me cuesta creerlo pero no había visto a April tan asustada en mucho tiempo.

—Yo propongo ir e investigarlo —dijo Rose —April no nos dirá nada... lo mejor será ir nosotras cuatro y dejarla aquí.

—¿Sola? —. Preguntó Mackenzie con preocupación —no creo que sea correcto dejarla sin supervisión de alguna de nosotras.

—No necesariamente —intervino Snowy —nosotras cuatro podríamos ir y dejar a April con Snowflake, de esa forma se dará cuenta de que no hay nada que temer y poco a poco ira perdiéndole el miedo.

—Snowy, esa es...—dijo Vivian, quien estaba por decirle a Snowy que era una mala idea pero se da cuenta de que podría funcionar —no es mala idea en realidad.

—Entonces está hecho, mañana entramos al callejón tres y buscaremos a esas dos chicas y dejaremos a April con Snowflake —dijo Mackenzie —lo mejor por ahora será ir a dormir.

—Entonces vamos Snowy, lo mejor es que te despegues de los libros un rato —dijo Rose, que toma a Snowy de la mano y ambas suben las escaleras hacia sus habitación.

—Te veré mañana Mackenzie —dijo Vivian, que se aleja poco a poco mientras bostezaba.

—Vamos April, mañana será un gran día —dijo Mackenzie, quien carga a April.

—Mackenzie —dijo April, que abraza fuertemente a su hermana —tengo mucho miedo.

—No te preocupes April... sé que te puede ayudar a dormir —dijo Mackenzie que se lleva a su hermana menor a su habitación. —¿Aún recuerdas la canción?

—Si —dijo April, Mackenzie se sienta su lado; anteriormente, cuando la hermana menor tenía problemas para dormir, Mackenzie solía cantarle una canción de cuna que ella inventó.

Mackenzie empezó a cantar los primeros versos de la canción y sentía como si fuese la primera vez que la cantara, incluso se sorprendió de que todavía recordara de memoria la letra de la canción, al igual que otras veces, April quedó dormida una vez la canción terminó; la segunda hermana acostó a su hermanita mientras ella apagaba las luces, acto seguido, el castillo se encontraba en completa oscuridad.

—Buenas noches chicas —dijo Mackenzie, quien procede a salir a la cocina por algunas cosas para pociones, se pasó las siguientes dos horas experimentando para luego irse a dormir.

A la mañana siguiente, Rose entró a la habitación de Snowy quien yacía en su cama con un libro cubriéndole el rostro y su lámpara de escritorio en el suelo. Rose solo se limitó a suspirar, le quitó el libro de la cara a Snowy quien hizo un gesto de molestia al ver la luz del sol entrar por la ventana.

—¿Ya es de mañana? —preguntó Snowy, quien empieza a frotar sus ojos para adaptarse mejor a la luz.

—¿No te pasaste la noche leyendo verdad? —dijo Rose, Snowy ve como su hermana mayor la mira algo seria mientras suelta una risita.

—No te culpo... lo que dijo April también me dejó pensativa así que me puse a leer y creo que encontré la respuesta —dijo Rose, quien esperaba la respuesta de su hermana.

—Eso... es genial —dijo Snowy, intento disimular como si ella no hubiese encontrado nada tampoco —¿Y qué descubriste?

—Reencarnación —dijo Rose, lanzándole el libro a Snowy —solo lee la página en la que está el separador.

The last witches: la cueva de los gritos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora