CAPÍTULO 9.

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Kiara.

Tekqe puskar, ahora repitelo Un brillo intenso cubría el lugar.

Tekqe puskar Repetí como me ordenó e inmediatamente sentí que mis ojos se cerraban.

Volveré por ti, es una promesa.

.

Me despierto con un horrible dolor de cabeza. No puede ser, me volví a desmayar y de nuevo soñé algo extraño con la misma sensación extraña.

¿Dónde estoy?

Miro a mi alrededor con cierta dificultad y puedo ver a Jam dormido en el sillón en frente de mí. Al parecer estoy en mi casa.

Lentamente me incorporo sintiendo como mi cabeza duele más y más. Debo beber un poco de agua.

Al parecer ya dejó de llover.¿Qué hora es? Parece que ya anocheció.

Estaba por ponerme de pie cuando oigo un par de voces.

— Estuvo delicioso, seguro que a Kiara le encantará.

Esa es Sam, pero ¿Con quién habla?

— Se debe de sentir débil por lo de hace unos días, mi pobre niña — Mamá se escuchaba preocupada.

— Si, pero es bueno que descanse — Sam le habla en un tono gentil.

Sus pasos se dirigen a la sala y yo sólo me quedo sentada esperando que aparezcan.

— ¡Ya despertaste! — La primera en verme es Sam.

— Que bueno que despiertas cariño, hice tu plato favorito para cenar — Mamá habla más calmada.

Ambas se me acercan, pero sólo Sam tiene cara de agustia.

— ¿Cómo te sientes? — Me pregunta preocupada.

— Me duele la cabeza...

— Iré a buscarte un analgésico — Al mencionar eso mamá sale en dirección a la cocina.

Cuando va lo suficientemente lejos Sam golpea a Jam.

— Idiota, despierta.

— Que quieres — Balbucea aún medio dormido.

— Te dije que cuando Kiara despertara me avisaras — Lo regaña.

— Me quedé dormido.

— Oh, no me había dado cuenta — Le habla con ironía.

Estuviera muerta de la risa por la situación, pero el dolor de cabeza es tan fuerte que me duele hasta respirar.

— Cállense — Es lo único que pude decir.

Dejan de discutir y aparece mamá con agua y una pastilla.

— Ten, esto te ayudará a calmar el dolor.

Me la da y la ingiero rápido.

— Gracias mamá.

— Iré a descansar. La cena está en el horno y está prohibido acostarse sin cenar.

Asiento en respuesta y ella sube a su habitación.

— ¿Te sientes bien? — Me pregunta Sam.

— Ya estoy mejor — El analgésico ya estaba surtiendo efecto.

— Que bueno.

Sam y Jam se miran el uno al otro, luego me miran a mí.

— Kia — Esta vez es Jam quien me habla serio.

Peligrosa Oscuridad Donde viven las historias. Descúbrelo ahora