CAPÍTULO 45.

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Severus Morgan II.

Esperé en el portal a la hora pactada. Estaba seguro de que no tendría que ir a buscarlos, ellos vendrían tal y como había dicho. Y así fué.

Estaban cabizbajos y podía notar que lloraron mucho. Entendía que no era fácil desprenderte de un ser querido, pero para ellos no había opción. Quisieron ayudar, y el precio a pagar era ese.

Nos dirigimos al castillo en silencio escoltados por un grupo de guardias.

— Adrien les ayudará a escoger sus armas — informo en cuanto entramos — si desean un poco de práctica el los ayudará.

Adrien, que estaba esperando mi llegada, los escolta al salón de armas. La batalla contra las cosas que Heraze creó se volvió más intensa, cada vez envía un grupo más peligroso y lo posiciona más cerca del palacio.

He querido intervenir, pero no lo haré hasta que él aparezca.

— Señor, el rey Marcus está aquí — avisan en la puerta de mi oficina.

Sin esperar, mi hermano entra apresurado.

— ¿Dónde está? — pregunta de inmediato.

Suspiro ante la situación.

— No dejes que tus sentimientos te hagan una mala pasada Marcus — le aconsejo.

— Sólo quiero verla Severus, es todo.

— Si la ves ahora, lo único que lograrás es abrumarla — me siento en mi silla — está pasando por un mal momento y no necesita de tu intensidad.

— No soy intenso — se ofende.

— Claro, y eso lo demuestras entrando como loco a mi oficina preguntando por ella — digo con ironía — dale su tiempo, que cuando sienta que está lista te busque.

Bufa, pero no dice nada porque sabe que tengo razón. A las mujeres no les gustan tanta intensidad, y menos cuando no se sienten bien.

— Mejor vete preparando para la batalla, algo me dice que muy pronto aparecerá Heraze — Asiente y sale de mi oficina.

Espero que Nathaniel recapacite de lo que está haciendo. Heraze sólo quiere sus poderes, y sabe cómo quitárselo, sólo está esperando el momento indicado para hacer una jugada sucia.

Alguien abre la puerta de mi oficina de repente.

— Su majestad, creo que debe ver esto.

Nathaniel POV.

Mi paciente había llegado a su límite. Si mi padre tenía a Kiara significaba que no estaba del todo bien.

Podía sentirlo.

Aunque... Lo que me dijo la voz de Kiara me dejó pensando. Desde ese momento vigilaba todo lo que hacía o decía Heraze, esa semilla de duda se había instalado demasiado rápido en mí.

— No es mi estilo ser tan apresurado — comentó mirándose las uñas — pero lo que sea por mi sobrino.

Su sonrisa de satisfacción parecía no desaparecer nunca. No dije nada, sólo me limité a actuar.

Ya era de hora de atacar a el centro de Kentryavor de una vez por todas, la espera terminó. No esperaré más. Moví a todos los monstruos creados por Heraze para cruzar el portal.

Ya había aprendido cómo hacer un gran agujero en el portal con la ayudará de Heraze, así que no necesitaba que fuera conmigo. Él se quedaría para preparar la “sorpresa” para el rey. No indague sobre eso porque sabía que no me iba a decir, así que continué con la multitud hacía el portal.

Peligrosa Oscuridad Donde viven las historias. Descúbrelo ahora