CAPÍTULO 8.

4 3 0
                                    

Sam.

No puedo creer que nos encontremos en esta situación. Sentadas cuidando al imbécil de Jam.

— Yo creo que ya se murió amiga. Mejor desaparezcamos el cuerpo —Ya estaba cansada de abanicar a este ridículo.

— Que no está muerto, sólo está inconciente del golpe que le diste — Lo dice en un tono acusatorio.

— Te recuerdo que tú fuiste la que me dijo que lo golpeara — Me defiendo.

— Pero yo no sabía que era Jam.

— Y yo no sabía que golpeaba tan fuerte.

Bufa y sigue abanicando al injerto con un estúpido abanico hecho de papel. Yo me rehuso a hacer lo mismo. Saco mi móvil y empiezo a jugar Plantas vs Zombies para liberar un poco el estrés.

Si tan sólo no fuera tan imbécil no estuviéramos en esta situación. Pero claro, estamos hablando de Jam y para él es normal ser un imbécil.

Después de jugar un buen rato y gritarle al zombie que me comió un girasol, pude ver como el injerto de Jam empezó a moverse.

— ¡Se está despertando! — Kiara no podía ocultar su alivio.

De lo único que yo me alegraba, era de que no pasaría unos 20 años en la cárcel por asesinato.

Parpadeaba lentamente, seguro acostumbrándose a la claridad. Kiara se acercó y lo ayudó a sentarse.

— ¿Te sientes bien? — Le preguna mientras lo escanea con la mirada.

Jam sólo se le queda mirando sin decir nada.

— ¡Ay Sam, seguro que el madrazo que le diste fue tan fuerte que lo dejó mudo! — Y otra vez el tema.

— Así dejará de decir estupideces — Bromeo.

— Esto no es un juego Sam.

— Lo sé, sólo quería aligerar el ambiente.

— Aligerar nada, ahora no sabré como explicarle a mamá esto — Entra en pánico.

— ¿Puedes calmarte?

— ¿Qué me calme? ¡¿Cómo crees que me voy a calmar?!

Y así empezamos una pequeña discusión, en donde la paranoia de Kiara se disparó a niveles alarmantes.

— Chicas... ¿Pueden dejar de gritar?

La voz de Jam nos hizo parar la mini discusión.

— Jam, ¿Como te sientes? — Kiara no pierde tiempo.

— Siento que me va a explotar la cabeza.

Kia se gira y me mira con reproche. Yo sólo ruedo los ojos con fastidio.

— ¿Quieres un poco de agua?

— Si, por favor.

Mi amiga sale disparada a la cocina en busca del vaso de agua.

— ¿Qué pasó Sam? Lo último que recuerdo es que, me dirigía a la sala y de ahí no recuerdo más.

— Te dí un putazo — Una respuesta clara y corta.

— ¡¿Qué?! ¿Por qué?

Kiara llega con el vaso de agua y algo que parece ser un analgésico.

Empezamos a narrarle los sucesos de como nos asustamos, de cuando entró y de como le di con el bate.

— No puedo creer que me golpearas — dice indignado.

— Hasta cuando voy a decir que no sabía que eras tú — Ya me estaba empezando a enojar otra vez.

Peligrosa Oscuridad Donde viven las historias. Descúbrelo ahora