Peligrosa Oscuridad

CAPÍTULO 12.

Desconocido.

Ya era de noche. Podía ver como la brillante luna destacaba entre las estrellas. Se veía hermosa y pura, como ella...

Ella era tan hermosa...

Recuerdo su sonrisa inocente cuando rompía las reglas, su cabello largo revoloteando cuando corría por los pasillos, su dulce voz repitiendo cuanto me amaba y el beso que le seguía a sus palabras.

La extraño tanto...

— Señor, ya está aquí — Cedric avisa obligandome a salir de mis recuerdos.

Me levanto de mi asiento sin decirle nada a Cedric y me dirijo a donde está mi informante. Llego al lugar y lo veo con su uniforme de guerrero, listo para matar a quien le ordene.

— Mi lord — Hace una reverencia en cuanto me ve.

De un movimiento rápido lo tomo del cuello cortando su respiración. Estoy molesto con él, pero no al grado de querer matarlo, así que lo suelto y este cae al suelo.

— ¿Acaso te ordené hacer un escándalo?

— No mi señor, pero fué necesario — Responde tosiendo un poco por la presión que ejercí en su pálido cuello.

Lo miro invitándolo a seguir explicando.

— El Kamder empezó a recordar y su poder se está fortaleciendo.

Eso ya lo sabía, pude sentirlo cuando estaba peleando. Los Kamder son guardianes mestizos modificados con poder mágico.

Cuando un humano con alto poder espiritual se relaciona con un sangre pura, nace un Kamder el cual desde niño es apartado de sus padres y entrenado para ser un guerrero. Cuando está listo lo obligan beber sangre de ghoppum, el ser mágico más puro, para convertirlo en un Kamder listo para cumplir órdenes y morir si es necesario.

Pero el Kamder que sentí tiene algo extraño. En ningún momento sentí su lado humano y tampoco su lado vampiro, sólo sentí su poder mágico.

— ¿Notaste algo raro en ese Kamder?

— Si, había algo inusual en él — Su respuesta me llena de curiosidad.

— ¿Inusual? A qué te refieres.

— En el momento que su poder tomó control de él, marcas negras llenaron su cuerpo, eran como símbolos, nunca había visto algo así y sus ojos no se tornaron amarillos como es normal en un Kamder, estos eran totalmente blancos.

Sin lugar a dudas es un ser diferente. Aunque no me sorprende, yo sabía que les asignarían un ser poderoso para que no me le acercara. Si no hubiera ocurrido ese incidente nada de esto estuviera pasando.

— Comprendo y... ¿Cómo está ella? — Eso era lo que más me importaba saber.

— Está en buen estado, saludable y vigorosa como siempre.

No me extraña, siempre ha sido fuerte.

— Es todo, puedes retirarte — Hago un ademán con la mano para que se fuera.

— Con permiso mi lord.

Se da media vuelta y antes de que cruce la puerta, vuelvo a hablar.

— Y Dagon — Se detiene cuando me oye — no vuelvas a cometer el mismo error.

No articula palabra alguna. Sólo asiente y desaparece de mi campo de visión.

(.)

Caminó por el jardín de flores marchitas y me quedo observando el banco en donde me sentaba junto a ella.