CAPÍTULO 3.

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Kiara.

Kiara, es hora de irnos - Me llama mamá al ver que ya es tarde, mientras yo quería seguir jugando en el pequeño parque.

Sólo un poco más mami — Me mira — por favor.

Está bien pequeña, pero sólo un rato — Me da un beso en la frente y se va a donde está papá.

Feliz, empiezo a correr por el parque hasta que tropiezo y caigo sobre mis manos y rodillas. Sin darme cuenta había llegado al inicio del espeso bosque.

Me levanté un poco adolorida por el rasponsito que me hice en la rodilla, inclino mi cabeza para limpiar mi vestido y entonces escucho mi nombre.

Kiara — esa voz tan familiar me hace sonreir — te extrañé pequeña.

Abró los ojos de repente quedando ciega por la iluminación del lugar, cierro los ojos de nuevo y los vuelvo abrir lentamente hasta acostumbrarme a la luz.

Escaneó el lugar y tiene la apariencia de un hospital , pero ¿qué hago aquí? Al instante las imagenes vienen a mi como un torbellino.

La sombra.

El dolor.

La sangre.

La vos que me llamaba.

¿Qué era esa cosa? ¿Cómo sabía mi nombre? ¿Como llegué aquí? Pero más importante aún, que carajos fue ese sueño y porque me da la sensación de que fue... Un recuerdo.

Pero no pude seguir especulando porque mi madre entró a la habitación y cuando me vio despierta se me avalanzo encima.

— ¡Kia, mi pequeña nena! No sabes lo asustada que estaba cuando me llamaron que estabas en el hospital.

Espera un momento... Si mamá no fue quien me trajo, entonces ¿Quien fue? No dure mucho tiempo para saber la respuesta ya que por la puerta entró mi mejor amigo Jam y cuando me vio hizo lo mismo que mamá.

— ¡Kia casi me matas de un susto! —  Me decía mientras me abrazaba.

Jam Petrucci, el chico italojapones. Estuvo enamorado de mi tres años. No puedo negar que es lindo, pero nunca despertó en mi ese interés romántico. Intentó muchas veces conquistarme y yo siempre le decía que no. Después de tanto tiempo dejó de ser tan intenso y construimos una linda amistad.

— Estoy bien, no se preocupen.

— ¿Como te atreves a pedirnos eso? — me recrimina mamá.

— Lo dices porque no sabes lo que sentí al ver como te desmayabas frente a tu casa — Dice Jam y yo recuerdo la voz de la extraña figura llamándome. Así que era él la sombra que se me acercó.

— Kia si te sentías mal, ¿Por qué no me llamaste? Yo fuera ido a casa enseguida.

No les puedo decir lo que en verdad pasó, osea, ¿qué les diría? Una sombra me estaba llamando y me hizo sangrar por eso me desmayé, eso le daría mucho que pensar a una psicóloga como lo era mi madre, así que decidí no decir nada.

— Lo siento mamá, no quería molestarte.

— Cariño, a mi no me importa dejar a quien sea si tu me necesitas.

— Lo sé mamá, lo siento — Me dedica una sonrisa cálida.

— Bueno iré a decirle a la enfermera que despertaste para que te revise.

Sale y había olvidado por un momento que Jam estaba ahí conmigo.

— Kiara — me llama y me asusto.

Peligrosa Oscuridad Donde viven las historias. Descúbrelo ahora