Jam.
La tomé de las caderas para detenerla, pero ella seguía moviéndose.
— Sam, no sigas — le pido en un vago intento de detenerla, pero ella no me presta atención.
Necesitaba liberar un poco de tensión en mi entrepierna, y por instinto levanto la cadera haciendo que de Sam saliera un pequeño gemido. Mis ojos viajaron hacía sus pechos percatandome que no llevaba puesto brasier, así que llevo mis manos hasta ellos tocandola con encima de la camiseta. Ella se muerde el labio inferior intentando retener un gemido, y no sé porque eso me pareció tan sexy.
Con cuidado la giro para quedar entre sus piernas y levanto su camisa para empezar a lamer sus pechos. Ella intenta callar sus gemidos con sus manos, pero es inútil, las sensaciones que estamos sintiendo son demasiado intensas.
Bajo dejando un rastro de besos desde el centro de sus pechos, hasta detenerme en su vientre y la miro esperando su permiso para continuar. Ella asiente y yo tomo los bordes de su pijama para quitárselo haciendo que quede con su ropa interior rosada. Le sostengo las piernas y lentamente me acerco a su centro dándole un beso que la hace arquear la espalda.
Sigo besándola por encima de la tela hasta que la siento mojada. Halo la tela a un lado pasando mi lengua lentamente por su carne caliente, cosa que la hace gemir sin control. Le quito la ropa interior para empezar a tocar con mis dedos ese pequeño punto rosa.
— Ah, Jam... — su mirada lujuriosa hizo que mi miembro vibrara.
Me quite la camiseta y bajé un poco mis monos junto a mi ropa interior para liberar a mi palpitante erección.
Intento bajarme para buscar un condón, pero ella me detiene.
— Sam, necesito un condón.
— Quiero hacerlo sin condón.
Su petición me sorprendió.
— Pero...
— Por favor, Jam — me suplica.
Lo pienso por un momento, y cuando su mano toma mi miembro y una pequeña corriente me recorrió, mandé a la verga mi lado sensato. Me acomodé entre sus piernas y empecé a rozar su entrada con la punta de mi miembro hasta que la vi humedecerse aún más.
Con mucho cuidado me posicioné en su entrada y me empecé a hundir en ella. Ví como su rostro se contrajo en dolor y me preocupé, pero no dije nada, sólo esperé a que me dijera que estaba lista para empezar a moverme.
Empecé con embates suaves y poco a poco aceleré el ritmo, sus gemidos retumbaban en mi habitación invitandome a seguir embistiendola. Sentí sus contracciones avisándome que su orgasmo estaba cerca así que con mi pulgar acaricié ese punto rosa en movimiento circulares mientras entraba y salía de ella.
Sus gemidos, el sonido de nuestros cuerpos chocando, el movimiento de sus pechos, sus contracciones... Todo eso me llevó a un éxtasis, y cuando la vi estallar en su orgasmo saqué mi polla para liberar a chorros sobre su abdomen el mío.
Suspiré aliviado y cuando sentí que podía moverme busqué algo para limpiar a Sam.
Pero claro, después de que las ganas se fueron y la sangre fluyó con tranquilidad a mi cerebro fué que caí en cuenta de que acababa de tener sexo con Sam...
¿QUÉ MIERDAS ACABABA DE HACER?
Ay no...
Tomé un paquete de servilletas y se lo tendí para que se limpiara, no siquiera podía verla a la cara, fuí directo al baño y me enjuague la cara.

ESTÁS LEYENDO
Peligrosa Oscuridad
VampirOscuridad... Tan hermosa pero misteriosa, tan fría pero cálida, tan atrayente pero peligrosa... Esa fue la oscuridad que vi y me atrajo a su sangrienta sonrísa, a sus peligrosos ojos, a su oscuro ser. ¿Acaso estoy loca? No lo sé, de lo único que est...