CAPÍTULO 37.

4 2 0
                                    

Severus Morgan II.

— ¿Qué haremos? — pregunta Cornelius a todos los presentes.

— Tomar medidas — responde el rey Melquiades.

— ¡Mejor matemos al culpable! — habla de forma exagerada Helsem.

¿Cómo es posible? Se supone que esto no debe pasar...

He pasado dos siglos pensando que todo estaría bien, pero ya veo que no. Ahora estamos en un verdadero aprieto.

— ¿Tú que opinas Severus? — me pregunta directamente Cornelius.

Los reyes colocados por mi padre y nosotros, los herederos de sus tierras, estamos reunidos por primera vez en mucho tiempo para fomentar un plan de defensa y erradicar el problema.

Pero el problema principal es que no sabemos en donde está el culpable. Lo hemos buscado por todos lados, pero no hay ni rastro de su paradero.

La carta de reunión que me envió Marcus me dice que el sabe algo.

Me levanto captando las miradas de todos los presentes. Miro el retrato de mi padre que se encuentra en aquel salón de conferencias y les digo:

— Mientras seguimos investigando les aconsejo a todos los presentes que estén preparados — informo — el ataque al portal sólo fué el principio de una catástrofe que está a nada de desatarse. De ahora en adelante estamos en alerta roja.

— ¿A qué nos enfrentamos? — pregunta el rey Lermes.

Comparto una mirada con Cornelius antes de hablar.

— A un ser muy poderoso.

Es lo último que digo dando por terminada la reunión. Todos los presentes salen a excepción de Cornelius.

— ¿Estás seguro que es él? — me pregunta cuando el salón queda vacío.

— Es el único con el poder de hacer algo así — respondo seguro.

Cornelius suspira resignado.

— Entonces... ¿Dónde estará escondido?

— No lo sé, pero sé de una persona que tal vez si.

Me mira expectante y confundido. Mi querido hermanito siempre ha sido un poco despistado.

— Lleva un par de hombres contigo, visitaremos a nuestro querido hermano — aviso saliendo del salón.

Camino por el pasillo en busca de Adrien para que me dé a sus mejores soldados, cuando Christopher me intercepta.

— Tío — hace ya bastante tiempo que no me llama así.

— ¿Qué sucede? — pregunto un poco hastiado de tanta cosa.

Por su cara noto que no es nada bueno.

— Nathaniel desapareció — me informa y de inmediato sentí como si algo me dejará sin fuerzas.

Christopher me seguía diciendo algo, pero no escuchaba nada. Sólo me moví con rapidez a su alcoba para verificar con mis propios ojos que no se encontraba, y efecto mi hijo no estaba allí.

— ¿Cuando despareció? — pregunto temeroso de la respuesta.

— Después de que volvió del mundo humano.

Esa chica... no hay duda, es la misma chica de la que Nathaniel se enamoró tiempo atrás. Pero, ¿Cómo es posible de que esté viva?

Quise seguir mi camino para buscar al general de mis tropas, pero Christopher me detuvo.

Peligrosa Oscuridad Donde viven las historias. Descúbrelo ahora