En el aeropuerto, un joven esperaba impaciente con un cartel que llevaba el nombre de a quien esperaba.
El vuelo recién había aterrizado, así que seguramente su amigo no tardaría en aparecer por el pasillo.
Finalmente lo vio y empezó a llamarlo mientras daba brincos para que lo viera.
— ¡Haruto! — llamó agitando su cartel. — ¡Por aquí!
El mencionado escuchaba su llamado, pero no veía a su amigo, hasta que de repente lo vio saltar de estre algunas otras personas que se quejaban del escándalo del omega.
— ¡Doyoung! — llamó el alfa mientras caminaba en su dirección.
Ambos eran amigos desde niños, se conocieron en un campamento de verano al que Haruto asistió en Corea por influencia de su padre para que comenzara a familiarizarse y conocer otros lugares y culturas. Doyoung fue el único niño que le habló y que fue su amigo.
Ahora, había ingresado a la universidad, y llevaba dos años estudiando. En esta ocasión, había ido de vacaciones con su familia en Japón, ahora estaba de regreso y a punto de mudarse a un nuevo vecindario, más cercano a su universidad, a la que Doyoung también asistía estudiando nutrición, mientras que él estudiaba medicina.
— ¿Cómo fueron tus vacaciones? — preguntó Doyoung dándole un abrazo de bienvenida. — Que gusto verte de nuevo, Haruto. Ya te extrañaba.
— Mi madre envió algunos regalos para ti y tu familia. Te invita a pasar las siguientes vacaciones con nosotros, ¿qué dices?
— Por supuesto. Estaré encantado de ir. — respondió el mayor. — ¿Quieres que te ayude con algo? Hay un taxi esperándonos afuera.
Haruto le entregó su mochila, mientras que él se encargó de llevar su maleta.
— ¿Y dónde es tu nuevo hogar? — preguntó mientras caminaban hacia fuera del lugar.
— Ya lo verás. Es más grande al lugar anterior. — respondió Haruto. — Tiene un jardín y hay más vecinos, no conozco a nadie aún, así que espero que me acompañes a conocerlos.
— Cuenta con eso. Debo conocer en qué manos dejo a mi mejor amigo.
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Dentro del gran infierno en el que vivía, había algo que Junkyu podía hacer y que lo hacía feliz. Sus flores.
Eso eran lo único que lo hacía feliz en medio de todo su sufrimiento.
Tenía permitido salir al jardín durante un par de minutos al día y se ocupaba de atenderlas. Jihoon le compraba lo necesario para ellas, siempre y cuando se "portara bien".
Aquel día las atendía como de costumbre. Las mimaba mientras cortaba algunas herbáceas que crecían entre ellas y trasplantaba otras cuantas para que siguiera una línea de colores.
— Ustedes son muy bonitas... — dijo regando sus rosales. — espero que sean felices aquí conmigo. Yo soy muy feliz de tenerlas.
Acercó su mano, con un moretón de hace días en ella, hacia sus pétalos. Tan suaves.
Junkyu dejó un beso en ella.
De repente algo llamó su atención. Un camión de mudanza pasó frente a su casa, causando cierta sombra sobre sus flores. Alzó la mirada y se levantó para ver a través de la cerca.
Parecía que alguien se mudaba a la casa de al lado.
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— Y esta es mi nueva casa. — presentó Haruto, mientras se acercaban cada vez más al destino.
Doyoung veía al vecindario por la ventana. Parecía un buen lugar.
Al llegar al lugar, el taxi se estacionó y Doyoung fue el primero en bajar para ver el lugar.
— Te visitaré muy a menudo. Este lugar me encanta. — dijo Doyoung mirando a su alrededor, hasta que su mirada se topó con alguien más que se escondió de repente.
— Eres bienvenido en mi casa cuando quieras. — respondió el alfa mientras se acercaba a hablar con el encargado de la mudanza para dar indicaciones.
Doyoung se había quedado viendo en aquella dirección donde vio al otro chico, esperando que volviera a asomarse.
Al ver que no lo hacía, caminó en esa dirección, planeando su mejor sonrisa para saludar al vecino de su amigo.
Fue del otro lado de la cerca para poder saludar adecuadamente, inmediatamente fascinado por las lindas flores del jardín.
— ¿Son suyas estas flores? — preguntó con asombro arrodillandose para verlas mejor.
Aquel chico dio un pequeño brinco de sorpresa, tocando su pecho finalmente.
— No te vi... — habló el otro. — Si... so-son mías.
Doyoung las miraba encantado y volteó a él para presentarse.
— Me llamo Doyoung. Soy amigo del chico que se mudará a su lado, pero me verás muy seguido por aquí. — se presentó, extendiendo su mano.
El otro volteó dudoso, pero finalmente lo hizo y estrechó su mano con la suya.
— Soy Junkyu...
Doyoung lo miró detenidamente, hasta encontrar un moretón que salía del cuello de su suéter, y otro más en su mano.
— La jardinería es difícil. — habló Junkyu, cubriendo su mano.
— Doyoung, — habló Haruto, acercándose hasta donde estaba su amigo. — aquí estás, ¿qué haces? Te dije que después vendríamos a presentarnos.
— Haruto, él es Junkyu. Es tu vecino.
Junkyu hizo una reverencia para él, y Haruto hizo lo mismo casi a la par.
— ¿Son suyas estas flores? — preguntó el alfa, mirando el bello jardín. — Se ven increíbles, ¿a esto se dedica?
— No...no... yo no ejerzo. — respondió, dando un paso atrás. — Lo siento, creo que debo irme... tengo cosas que hacer, pero es un gusto conocerlos. Bienvenidos.
Junkyu se levantó de donde estaba y se sacudió, guardando sus cosas.
— Adiós. — hizo una reverencia para ambos y después empezó a caminar.
Ninguno pudo pasar desapercibido la manera en la que caminaba, como si estuviera lastimado o algo.
— Creo... que también deberíamos irnos. — dijo Doyoung dándole un pequeño empujón.
Haruto asintió, sin dejar de ver a la puerta de aquella casa.
Ese lugar tenía una vibra tan extraña, que le causó escalofrío.
Junkyu los veía por la ventana, desde un lugar algo lejos de la misma, para evitar ser visto.
Sentía que había sido grosero al irse tan rápidamente, pero tenía miedo de que Jihoon pudiera enterarse de que estuvo hablando con alguien más, sobre todo si ese "alguien" era un alfa, Jihoon enloqueceria si se enteraba de eso.
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Gone - [HaruKyu]
FanfictionJunkyu vive una relación de abuso por su actual pareja. Cada día suplica al cielo que alguien lo salve del infierno del que no podía escapar. Un día, un joven universitario se muda a la casa de al lado, escuchando todas las noches ruidos y gritos ex...