pesadillas en carne propia

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Haruto regresó al amanecer con el médico. Fue difícil, pero después de un par de llamadas, logró encontrarlo.

Durante el camino, le contó la situación. Ni siquiera este podía creer lo que escuchaba. Las heridas que el más joven mencionaban y que le mostraba a través de su teléfono, parecían de una película de terror.

— ¿Hace cuanto sucede todo esto? — preguntó el mayor.

— No tengo idea. Al menos más de un año, tal vez. Recién me mide el semestre pasado y mucho me temo que ya pasaba todo eso.

— No entiendo como pudo sobrevivir a muchos de los golpes que me muestras. Los he visto en accidentes, pero que una persona los haya provocado sólo lo he visto en... — y detuvo su hablar antes decirlo.

— ¿En qué? — preguntó con insistencia.

Daesung se detuvo en un semáforo en rojo y volteó a verlo.

— En una víctima de trata. Además del abuso sexual, también recibía maltrato físico por parte de sus agresores.

Haruto desvió la mirada, recordando aquellas veces que veía a todos esos hombres salir de la casa de Jihoon.

No... no puede ser...

Se negaba a creerlo, no por justificar al alfa, si no porque de tan sólo imaginarse que alguien pudo haber vivido de esa manera era horrible, era simplemente una verdadera pesadilla.

— ¿Es él, no?

Haruto alzó la mirada. Su vecino estaba en una aparente reunión con sus compañeros afuera de su casa. Había un par de ratas muertas debajo de él, mientras limpiaba sus manos de restos de sangre.

— Es él... — respondió volviendo la mirada al frente.

— Tiene cara de maldito, como muchos otros que he conocido. — dijo mientras se estacionaba fuera de la casa del menor. — Ten cuidado.

Al llegar a casa, ambos bajaron del auto del médico, intentando actuar lo más natural posible.

— Tu madre exagera a veces, ya la conoces. — rio Daesung mientras caminaba al lado del otro.

Jihoon los veía desde su jardín. La única casa que no había revisado era la de Haruto, pero ¿sería posible que estuviera ahí?

— Lo sé, a veces si que es fastidiosa. — respondió Haruto, volteando después hacia la otra casa y saludando a su vecino.

Jihoon le devolvió el saludo sin dejar de mirarlo.

Parece que necesitaba dar una pequeña visita a su vecino.

.

Al llegar, Daesung comenzó con el chequeo general. Afortunadamente llevaba todo su equipo, que disfrazaron en cajas de muebles como si fueran para Haruto.

Junkyu ahora estaba conectado a una maquina para medir sus pulsaciones y controlar su respiración, además de que ahora se le estaba suministrando suero.

Tuvo que hacer un par de suturas a pequeños cortes que hizo en los hematomas para deshacer los coágulos de sangre formados.

Con cada parte que veía, no pudo pasar desapercibido ningún detalle.

Cada golpe era espantoso, nunca se había enfrentado a un paciente así. Debía admitir que le sorprendía mucho que siquiera se pudiera poner en pie.

Gone - [HaruKyu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora