obedecer

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Han pasado algunos días, extrañamente no ha escuchado nada raro otra vez, tampoco ha visto a ninguno de sus vecinos últimamente.

Doyoung había estado algo histérico al respecto, así que había empezado a mentir, diciendo que habían salido juntos desde hace unos días y que llegaban muy noche. Al menos con eso dejaba de interrogarlo.

Simplemente creía que todo estaba bien y que ambos habían ido a las consultas que les recomendó, generalmente, que estaban tomando una "terapia de pareja" o tal vez sólo para Junkyu y por lo que hizo.

Pero no podía estar más lejos de la realidad.

— Parece que tuvieron visitas. — dijo Haruto viendo a los amigos de Jihoon salir de su casa, mientras este los despedía.

Doyoung se les quedó viendo uno a uno.

— Se ven igual de cínicos a su jefe. — respondió de mala gana, para después entrar al taxi que los llevaría a la Universidad.

Haruto entró también y se fueron antes de poder ver como uno de ellos sacaba un manojo de billetes y se lo entregaba a su jefe.

— Su novio no deja de encantarme, jefe.

— Qué suerte tiene. — agregó otro más, dando su paga también.

En lo profundo de la casa, en la habitación más escondida, Junkyu llevaba ahí encerrado más de dos semanas. En todo ese tiempo había comido apenas un par de bocados cada tercer día, y un vaso de agua salada en la misma cantidad consecutiva de días. Su piel pálida y grandes ojeras al tener que mantenerse despierto por órdenes de Jihoon, y sólo podía dormir un par de horas durante el día, al menos hasta que llegara y tener que atenderlo como se lo ordenara.

Cubrió su cuerpo desnudo y lastimado con sus ropas sucias y parcialmente rotas mientras sollozaba en silencio.

Escuchó la puerta abrirse y ni siquiera se inmutó en aparentar algo más.

— Hiciste otro gran trabajo hoy. — dijo acercándose con un plato de comida quemada y además de hace dos días. — Mira lo que te ganaste.

Teniendo 3 días sin comer, ni siquiera le importaba de que momento fuera esa comida.

Lo dejó sobre el suelo, lo suficientemente lejos como para que Junkyu no lo alcanzara al estar encadenado.

— ¿Lo quieres? — preguntó arrodillandose a su altura.

No esperó su respuesta, cuando tiró la comida sobre el suelo.

— Adelante, es todo tuyo.

Junkyu se acercó aún temeroso, y al estar cerca empezó a recoger la comida del suelo y comer con cierta paciencia, pero disfrutando cada bocado.

— Esta es tu última noche aquí. He decidido perdonarte. Te haz portado muy bien. — dijo sentándose a su lado.

Junkyu alzó la mirada a él.

— ¿Quieres salir de aquí?

Asintió.

— ¿Te portarás bien de ahora en adelante?

— Si, si... te lo prometo... — pidió juntando ambas manos en súplica. — Me portaré bien, haré lo que tú me pidas...

— ¿Ves como es tan fácil? — dijo tomando su rostro entre sus manos. — Yo no quiero hacer esto, Junkyu, tú sabes que te amo.

— Yo... también te amo... — dijo con pequeñas lágrimas. — Te prometo que no volveré a hacer tonterías, haré todo lo que tú me digas...

— Por supuesto que lo harás, precioso... — acarició su cabellera con dulzura y después jaló su cabellera levantandolo un poco. — porque si vuelves a hacer una estupidez así... te juro que te mato con mis propias manos, ¿entendiste?

Junkyu asintió repentinas veces mientras temblaba.

— Nos vemos mañana, cielo. Vendré por ti después del trabajo.

Jihoon dejó un beso en sus labios y después se levantó. Apagó las luces y cerró la puerta.

Junkyu regresó al colchón y pronto las ratas de la habitación salieron para comer las migajas de la comida.

Hace mucho que Junkyu les había perdido el miedo y siempre les dejaba algo a ambas para comer, incluso durante la semana, les echaba algo por debajo de la puerta.

Jihoon no sabía sobre estas, hace mucho que las había llevado para torturarlo, pero al parecer ya no lo recordaba.

.

— Todos sabemos que los policías de esta ciudad son unas mierdas. — dijo uno de los amigos de Haruto y Doyoung, su nombre era Jeongwoo. — Pero tu acusación es muy grave, Doyoung. Es algo que no puedes señalar así nada más.

— Estoy de acuerdo. — agregó Yedam, otro amigo de ambos. — Aún si quisieras desenmascararlo, necesitas pruebas.

— Ustedes no lo escucharon como lo hice yo. — dijo señalandose a sí mismo. — Tú tampoco. — dijo para Haruto. — Él tenía miedo, estaba tan seguro de lo que hizo que ni siquiera parecía arrepentido. Algo le pasa y yo sé que algo tiene que ver con ese tipo.

Los otros tres se miraron entre ellos sin saber qué decir al respecto.

— Él me suplicó que no le dijéramos nada porque lo iba a lastimar... escuchenme, por favor...

— Doyoung... — habló Haruto. — Por favor, ya déjalo. Independientemente si es verdad o no, ¿qué podemos hacer? Es la policía, Doyoung. No sabes en lo que te estás metiendo.

— ¡Es que no es justo! — dijo haciendo su comida de lado.

Doyoung tomó sus cosas y se fue sin despedirse. Haruto tomó sus cosas también y lo siguió mientras lo llamaba.

Doyoung era muy sensible a ese tipo de cosas, pero justo por eso no le daba más razones para angustiarse.

De todas maneras, ¿qué podrían hacer dos universitarios?

Gone - [HaruKyu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora