Final

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Y después de tanto, finalmente el gran día había llegado. La boda de Haruto y Junkyu.

Doyoung ayudaba a Junkyu a prepararse, mientras que Minjeong hacía su ramo de puras margaritas.

No sería una gran boda, realmente sería en su jardín trasero.

Junkyu no podía dejar de asomarse y ver la decoración. Todo era precioso. Todo era perfecto. Era su boda soñada. Algo sencillo con personas amables, casándose con el amor de su vida y su hijo mayor sería quien lo llevara al altar.

— Haruto se va a volver a enamorar de ti en cuanto te vea. — dijo Minjeong acercándose a él con el ramo.

Junkyu se miró al espejo y Doyoung sólo ajustó bien su moño.

— Ya está listo. — dijo este. — Minjeong tiene razón. En cuanto Haruto te vea, se va a volver a enamorar de ti.

Junkyu sonrió, entusiasmado por lo que sus amigos decían.

¿De verdad Haruto podría enamorarse otra vez de él con tan sólo verlo? ¿De verdad Haruto lo amaba tanto como para que ese sentimiento durara para toda la vida?

Haruto era capaz de todo eso y más.

.

Haruto encendió un cigarrillo mientras esperaba sentado en aquella sala. Estaba en su despacho, con la puerta puesta con seguro y él mismo sentado sobre un cómodo sillón.

¿Quién podría imaginarse que debajo de ese impecable lugar estaba en completo infierno? Un laboratorio clandestino con distintos fines, producción de drogas, trabajos científicos... y otras cosas más.

Y todo detrás de una linda puerta que tenía un sol dibujado por su hijo.

Uno de sus cirujanos abrieron la puerta frente a él y dejó pasar a  un par de enfermeros que llevaban a Jihoon en una silla de ruedas.

Utilizaba una sonda ya que hace no mucho que había salido de su operación de extracción de estómago.

El japonés se acercó, soltando el humo de su cigarrillo en su rostro.

— Buenas noticias, Jihoon. — habló con una sonrisa. — ¡Hoy me caso! ¿Y sabes qué? He decidido que tú veas todo. Quiero que veas como me caso con el que una vez fue tu omega.

Los enfermeros aplaudieron a la noticia.

— Pudrete... — dijo con debilidad.

— Oh, no, no, no. No me veas así porque me arruinas el día. — apagó su cigarro en la cicatriz de Jihoon y después lo dejó caer al suelo. — Ponte feliz, ¿no te da gusto? No sólo acabo de tomar toda tu fortuna que tenías en Corea. También tengo a tu omega. Y ahora es mío. Todo lo que alguna vez fue tuyo, ahora me pertenece. Y no sabes cuánto lo estoy gozando.

— Eres... eres un desgraciado...

— ¿Ahora entienden por qué no lo quería invitar a mi boda? — preguntó a sus enfermeros con clara tonalidad irónica y burlona. — Amigo mío, ¿no puedes ponerte feliz por mí al menos una vez? Yo estaba muy feliz cuando saliste bien de tu operación.

— ¡Porque me necesitas, infeliz! ¿Crees que no sé qué planeas quitarme el resto de mis órganos? ¡¿Por qué no lo haces de una vez y terminas con esto?!

Gone - [HaruKyu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora