Quedate

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Ya llevaba varias semanas hablando por insta con Exequiel. La verdad, le agarre mucho cariño, no solo por ser de mis jugadores favoritos de Boca, si no por como me habla, por como me trata.

El es muy hablandor, le gusta hablar de sus cosas, familia, amigos y trabajo, pero solo con personas de confianza. Por mi parte no le conté mucho de mi vida, no soy de contarle esas cosas a otras personas.

-Dale Zoe, veni con nosotras- me insistía María, yo solo negaba mientras jugaba con mi celular tirada en la cama- tenes que socialisar- me saco el celular de las manos y yo me levante.

-Nooo, tenia un creeper al frente y ando sin escudo, dame- agarre el celular y volvi al juego, me metí en un hoyo de tierra y salí del mundo- casi me matas, tonta.

-Dale boluda, tenes que salir una vez aunque sea.

-Me voy a cagar de frío, encima ustedes andan con vestidos cortos, ya te dije te va a agarrar una neumonia. - dije sentandome en la cama.

-El frío es psicológico.

-No, para mi el calor es psicológico, si es verano soy capaz de usar pantalones largos, y un mínimo de viento es ideal para ponerme mis buzos.- me reí y ella me tiro una almohada.

-Venis, y no podes decir nada porque ya le dije a la tía que venias con nosotras.

Bufé y ella se puso a revisar mi placar para ver que me podía poner.

-No, ni pienses que vas a ir con ese buzo a una fiesta- dijo ella y sus amigas negaron.

-Tengo frío Maria, no voy a ir en vestidito como ustedes.

-Debe haber una solución, déjame ver- dijo una de sus amigas y se dirigió a mi placar- este jean me gusta, te podes poner esta blusa y este saco me encanta, ponetelo- me mostró la ropa y yo bufé.

Salimos de la casa a eso de las doce y subimos al auto de una de las amigas de mi prima, llegamos al boliche, que en si, era de esos boliches caros.

Eso significa muchas probabilidades de encontrarme con tinchos y milipilis, mi perdición.

Llegamos al boliche y se ve que el patovica de la entrada era conocido de la amiga de Maria, ya que nos dejó pasar adelante y no le mostramos la identificación.

-Vos lo conoces?- pregunte una vez que entramos.

-Es mi primo- dijo como si nada y fuimos a la barra, llamó al bartender, le dijo algo al oído y a los segundos trajo una ronda de tragos para nosotras, se giro con una sonrisa y me miro- es un chamuyo.

Wow, es impresionante, y eso que tiene mi edad, estaré haciéndo algo mal yo?

Na, ellas están mal.

Las horas iban pasando y tanto mi prima, como sus amigas estaban re en pedo ya, yo nisiquiera había terminado mi primer vaso, no soy mucho de tomar y menos en boliches y fiestas, menos con chicas que no son mis amigas.

Poco a poco se fueron separadon, las primeras dos se fueron al baño y no volvieron más, la otra se fue con um chamuyo nuevo y Maria la siguió para ver si hacían un dos y dos. Así que quede sola.

Ok Zoe, no pierdas la calma, sólo no te muevas de la mesa y espera a que lleguen de vuelta, pensaba.

O será que tengo que llamar a mi hermano para que me venga a buscar? No, tenes que ser paciente.

Se ve que estaba tan sumida en mis pensamientos que no escuché que alguien me hablaba en mi espalda, no hasta que sentí que tocaban mi hombro.

Me asuste y me gire, levante la vista para ver al chico alto delante mío, abrí los ojos.

Llamar tu atención | Exequiel ZeballosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora