Llamar tu atención | Exequiel Zeballos

La niña de las rosas

-No, va a ser nene.

-Boludo te digo que es nena, lo presiento.

-¿Que va' a presentir vos? ¿So' adivino ahora?

-Divino siempre fui.

Me reí al escuchar mi pareja decir eso último.

-Quinientos a que es nene.

-Mil a que e' nena- le extendió la mano Exe a su amigo y Vazquez la acepto.

-Yo no puedo creer que estés apostando con tu amigo el sexo de nuestro hijo- dije acercandome a ellos.

-Hija, nuestra hija- me corrigió el santiagueño.

Hoy íbamos a ir a ver el sexo del bebe, estaba algo nerviosa, no me importaba lo que sea, lo vamos a querer igual, pero sabía que tener una nena era muy diferente a tener un varón.

Exe esta fascinado con la idea de tener una nena, no piensa en otra cosa.

Hasta pasa más tiempo con Rojo, Varela y Figal, ya que ellos ya tienen nenas y le está pidiendo consejos.

-¿Vos que queres que sea Zo?- me pregunto Luis.

-Cualquiera está bien- dije simplemente -bueno, nos vamos, chau Lu, gracias por cuidar de nuestros hijitos.

-Tengo que practicar para cuando llegue me sobrino- dijo la última palabra más fuerte y exe le saco el dedo del medio, yo reí.

-Deja de pelearte con el- le pegue en el pecho y el rio.

En camino al médico venia hablando con Exe, cerca de nuestra casa había un gran parque en el que siempre habían niños jugando todo el día, digamos que eso me daba algo de gusto, saber que mi hijo tendrá con quienes jugar y cerca de casa.

Cuando estábamos ya hablando con la doctora, ella me hizo otra ecografia y puso los resultados del sexo en un sobre de papel.

-¿quieren que les diga que es?- nos pregunto a ambos.

Yo volte a ver a mi novio, el cual había respondido anticipado.

-No- dijo sin más.

La profesional asintió y le entrego el sobre blanco al morocho, el lo tomó y lo quedo viendo.

-Chau- nos despedimos ambos y salimos, de nuevo corrimos al auto.

-¿Cuando queres abrir eso?- le pregunte a mi novio, el se encogió de hombros.

-¿Quere' parar un rato en la plaza?- me pregunto y yo solo asentí.

Nos sentamos en una banca, yo miraba atentamente el sobre en mi mano.

Le dijo a Exequiel que iría a comprar algo para comer, tenía mucha hambre.

-Gracias- agradeci y agarre los sanguches.

Segui mi camino hacia donde estaba el santiagueño, frunci el ceño y me quedé parada al lado de un árbol, mirando a mi novio sonreirle a la fémina.

-Hola señor- sonrió la niña de unos siete años.

-Hola nena ¿todo bien?- pregunto amable el mayor.

-Si- le respondió ella.

-¿Que estas vendiendo?- indagó interesado.

-Son rosas, mis papás todos los días me dan quince rosas y si las vendo me compran un helado- dijo sonriendo, sosteniendo un ramo de rosas.

-¿Así? ¿y cuantas vendiste hoy?

-Oh, no vendí ninguna, aun- se encogió de hombros.

Exequiel se puso algo serio cuando dijo eso, pero aun así le sonrio de costado a la menor, mostrandole sus hoyuelos.