Yate

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-Arriba, arriba- aplaudía el xeneize corriendo las cortinas, dejando que los rayos del sol entraran en la habitación e iluminen la cama.

-La concha de tu tía Exequiel- dije molesta dandome la vuelta.

-Dale amor, arriba- volvió a decir, tenia una re energía para ser temprano, algo raro en el.

-¿Desde cuando vos te levantas temprano?- pregunte confundida -Si vos sos más vagoneta que un panda, pendejo.

El se río cuando lo puteé.

-Es que hoy vamos a hacer muchas cosas y tenemos que irnos en- paro para mirar su reloj -Media hora.

Cuando dijo eso, abrí los ojos y lo mire, el me sonrio de lado.

Bufé y me levante, lo primero que hice fue meterme a bañar.

-Te tene' que bañar, preparar un bolso o mochila, te recomiendo llevar una muda, tenes que llevar varias cosas, vamos a dar un paseo por ahí, a la playa un rato, luego vamos a almorzar, con los pibes rentamos un yate y a la noche vamos a un boliche.

No sabia si reírme o matarlo, mientras yo me bañaba, el estaba del otro lado de la cortina, sentado en el hinodoro como si fuera una silla, mientras me contaba nuestro itinerario de hoy.

-Y a la noche los pibes querían hacer una fogata en la playa...- me seguía contando.

-Exe, amor, todo bien y muy lindo todo- lo interrumpí -Pero en lugar de contarme todo lo que vamos a hacer, ¿por que no me ayudas y haces tu mochila y la mía de paso?

-E' verdad- asintió y salio del baño.

Me reí para mis adentros y termine de enjuagar mi pelo, salí de la ducha para secarme con la toalla y ponerme mi ropa.

Al salir del baño me encontré mi mochila y la de mi pareja en la cama, junto a estas, dicha persona se encontraba acostado mirando su celular.

-Me supongo que ya preparaste todo- dije peinando mi pelo y el asintió -Todo, todo, todo?

-Yes señora- volvió asentir.

-¿seguro?- una vez más -y si ya esta todo listo, ¿por que mi mochila esta vacía?

El saco la vista de la pantalla y miro la mochila vacía que estaba en mi mano, el sonrio inocente.

Suspire y guarde mis cosas, luego de unos cinco minutos, ya tenia todo listo, ropa, cosas necesarias, agua, galletitas, ya que a Exequiel le da hambre luego de caminar por mucho rato.

-¿Vamos? Ya están los chicos abajo- aviso el morocho.

-Vamos.

Salimos de la habitación y llegamos al ascensor para pulsar el botón de planta baja.

Luego de pocos segundos, ya nos encontrábamos ahí. En la recepción, a penas llegamos ya se escucho unos fuertes gritos.

Frunci el ceño y mire a mi acompañante, el solo reía, sabía quienes eran.

-El perro.

-El perro pierde la maña.

Se escucho una tercera voz, seguida de una risa.

-Da' culia, ya re viejo ese chiste, no tiene gracia.

-Pero bien que te reís- señaló el oji azul.

Llegamos y en los sillones estaban los futbolistas.

Parece que llegamos a la reunión de los guapos de Argentina.

-Changuitooo- dejaron lo que estaban haciendo y miraron a mi novio.

Llamar tu atención | Exequiel ZeballosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora