Capítulo 58: Sin mirar atrás

989 60 15
                                    

Hola personas lindas que me leen, lamento mucho el tiempo que tardé en actualizar esta historia, realmente me está siendo complicado mantenerme con vida desde hace mucho, y hasta la fecha, no logro expresar lo que siento fuera de la fantasía.
Disfruten mucho este capítulo, porque lamento decirles que es el final. No quiero que se preocupen, pronto habrá segunda parte y se vienen mil cosas nuevas (si están releyendo) todo es totalmente nuevo.
Les amo, y les mando miles de abrazos cálidos en sus corazoncitos que me han hecho feliz.❤️

Los aplausos retumbaban en mis oídos como si estuviese invadido de campanadas. Como si mi cuerpo estuviera atrapado en un búnker, y el ruido chocara con sus paredes atacándome sólo a mí.

Mantuve mis puños cerrados para mantener la calma. Hace un tiempo he descubierto que es la única manera que tengo de controlar mis nervios y las ansias, a pesar de que mis uñas estén lastimándome al encajarse sobre mi piel.

Me sentía indefensa, desprotegida todavía.

Los gritos y silbidos volvían a escucharse conforme un nombre nuevo era mencionado. Mis ojos se mantenían inquietos, a pesar de estar demasiado cansados, no dejaban de buscar.

Todos los estudiantes siguientes aún seguían murmullando y susurrándose cosas. Mil dudas, mil preguntas.

"¿En dónde estaba él?" era la pregunta más constante y escuchada entre las filas de los adolescentes cargando esos birretes y togas de color negro, con esas pequeñas partes de dorado que resaltaban.

— Pssst— oí un murmullo, que aunque no estaba cerca, de alguna forma sentía que era dirigido a mí.

No quise mirar. Perdería mi tiempo, pues si fuera alguien de mis amigos, o alguien que de verdad me estuviera llamando a mí, deberían utilizar mi nombre.

— Pssst, hey— volví a escuchar, y un leve tirón de la toga sobre mi hombro me hizo girar a ver. — Samanthe, ¿por qué no ha llegado Charles?. Ya casi terminan con el otro grupo, y su tutor ya va a soltar ese micrófono.—

Era Weasley. Uno de los chicos que más ha estado jodiendo desde que Erica y yo decidimos volver al colegio, aún cuando eso ya fue hace varias semanas.

De verdad no entiendo su propósito, pero es lo mismo que ha pasado desde que Matthew dejó el colegio. Todo se salió de las manos, todo se volvió un descontrol, y nadie se ha esforzado en arreglarlo.

Ni siquiera la directora, que cuando decidimos levantar una queja con ella, su única solución fue decirnos que no provocáramos más revueltos, y que podíamos tener un poco más de aguante hasta la graduación.

Una mierda todo.

— ¿Quieres ponerte a buscarlo? así solucionas tus dudas.— le respondí dejando de mirarlo. Me causaba tremenda impotencia sólo de ver su cara llena de burla y diversión junto a su grupo de amigos.

— Oh vamos, no te cuesta nada llamarle a tu noviecito. Apuesto a que si le mueves un poco las piernas llegaría en menos de diez segundos.— dijo colmándome la paciencia.

Tenía que tranquilizarme.
Ni siquiera podía quitarme de mi lugar para alcanzarlo, y sólo me quedé apretando más mis uñas sobre las palmas de mis manos mientras oía sus descaradas risas.

— ¿Y tú quieres estar en el hospital rompiendo el récord de tiempo? sólo tienes que volver a abrir la boca.—

Ryan reapareció a mi lado de vuelta por fin. Había tardado demasiado en arreglar su birrete que rompió en cuanto apenas se lo entregaron.

— Sólo estoy jugando, amigo— le contestó Weasley.

— No me estés llamando de esa forma que nunca lo sería— le habló Ry nuevamente, firme y serio. Y cuando no recibió más respuesta, volvió a acomodarse en su lugar.
— Pendejo—.

La Ciencia de tu AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora