Capítulo 31: Mala espina

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• POV: MATTHEW •

— Amigo, de verdad siento ya no haberte llamado. Sigo indagando, en redes sociales o con personas, y he descubierto varios detalles que podrían ser pistas.

— Seguimos hablando del imbécil, ¿cierto?— preguntó mi mejor amigo, cruzando una de sus piernas sobre la otra, mientras se mantiene plácidamente sentado en su sofá.

— Ese mismo— asentí, y él también lo hizo.

— Entonces dime, ¿qué descubriste?.

— Primero, lo más importante y sospechoso; el día que le avisaste a David que no fuera a mi casa porque cancelé los planes, y aún así fue, él me dijo que había olvidado el teléfono en casa, y que seguramente lo había leído la chica con la que salía— le cuento, haciéndolo entrar en contexto. — Pero eso, fue una completa mentira, porque a esa chica la conozco yo, y ayer, hablando del tema, me dijo que jamás ha tomado el celular de Jones—.

— Osea que él fue a tu casa por sus huevos, a pesar de que le dije que no lo hiciera— concluye, en pocas palabras, y yo asentí confirmándolo, dejando pensativo a mi amigo también. — Que cabrón—.

— Luego, hay muchas cosas que me dan una gran mala espina de él, ya sean las publicaciones asquerosas que comparte en facebook disfrazadas de humor, o el hecho de que el otro día pasé por la biblioteca. Adam, eran las siete, ya no debía haber nadie ahí, ¡y estaba él!. Lo encontré con Erica.

— ¿Erica?— interrogó Adam, confundido.

— Sí, Erica, nuestra alumna. David dijo que estaba en asesorías con él, pero dime tú, ¿quién diablos lleva asesorías de deportes?. Además, ella no lucía nada cómoda con su presencia.

El gesto de disgusto y extrañeza de Adam era más que notorio al escuchar lo que le estoy contando. — ¿Y qué hiciste? ¿la dejaste con él?—.

— Por dios, claro que no. Interferí para que David se fuera antes. Intenté hablar con Erica, pero no me dijo nada, sólo me agradeció.

Flashback

— Pues mira, que casualidad y que bueno que te encuentro, porque necesito hablar contigo sobre el trabajo final que me entregaste— le hablé a Erica, restándole importancia a la presencia de David.

— ¿Estuvo mal?— me preguntó la chica, con una pizca de preocupación sobre sus calificaciones.

— De eso es de lo que quiero hablarte— comenté, haciéndole un gesto de lástima, como si de verdad fuera a hablar con ella sobre esto. Y después, miré a David, quien nos observaba atento. — No te molesta que hable con ella un rato, ¿no?—.

— Oh... no, no— reaccionó él, negando con su cabeza. — Incluso creo que ya tengo que irme, yo creo que ya no es necesario continuar por hoy. Así que... me retiro. Nos vemos luego.—

David se marchó del lugar, y ni en broma me atrevería a hablar si aún estaba dentro de la biblioteca. Así que con mi mirada, seguí todo su camino, esperando a que saliera por completo, hasta dejar la puerta cerrada.

Y entonces, ya podría hablar tranquilo.

— Siéntate, Erica— le pedí a mi alumna, tomando asiento yo también frente a ella.

Estaba nerviosa, incluso asustada.

— ¿Qué pasa? ¿mi trabajo no fue bueno?— interrogó preocupada.

Yo puse mis brazos sobre la mesa, suspirando. ¿Cómo puedo hablarle de esto sin sonar como un loco?.

— Erica, no te pedí que te quedaras para hablar de tus calificaciones, tu trabajo está en perfectas condiciones— aclaré para tranquilizarla, viendo como suspiró también del alivio.
— Te pedí que te quedaras porque no me pareció buena la idea de dejarte a solas con Jones. Y no, no estoy acusándolo de nada, ni siquiera lo conozco, pero... soy algo desconfiado, y no te ví muy cómoda con él, así que... era mejor que se marchara. ¿O me equivoco?—.

La Ciencia de tu AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora