La Ciencia de tu Amor

Capítulo 33: El oficial más raro

Observé a mi hermano, que se encontraba abrazando a su chango de peluche mientras dormía plácidamente. Sonreí al ver aquella escena, pues me fue imposible no poner a mi memoria a recordar.

Flashback

— ¿Por qué Froy no tiene que ir al cole?— pregunté a mamá mientras sentía sus manos pasarse por mi cabello junto con el peine.

— Porque él aún no es tan grande como para hacerlo. Ya pronto lo hará, pero aún cuenta como un bebé, y los profesores del colegio, van a enseñarles, no a cuidar bebés.— me explicó. Yo me reí observando a mi hermanito dormir en el sillón.

— Parece un changuito— le murmuré a mamá, aún entre risas. Ella también sonrió.

Fin del flashback

Siempre será el pequeño entre nosotros dos, y yo siempre voy a verlo como un bebé.

Me levanté del sofá, y suspirando, dejé el cuaderno de dibujos de Froy sobre el mismo lugar en el que lo encontré. Sé lo mucho que le incomoda que alguien más toque sus pertenencias, así que concluí que no era una buena idea que el oficial Deslaurier durmiera en su habitación. Por lo tanto, tendría que dormir en la habitación de Sam, pues al parecer, igual se conocen como amigos.

— Entonces...— hablé acercándome a la sala, en donde se encontraba el intruso, buscando alguna de sus cosas en la mochila que ha traído.
Su atención cayó en mí de inmediato, mientras yo me sentaba al otro extremo del sofá. — ¿Cuál es tu nombre?—.

Y sí, ya exigió que lo tuteáramos, con el propósito de que pudiéramos sentirnos más en confianza, y no seguirlo viendo cómo una figura de autoridad.

— Por lo que sé, a los policías siempre les llaman por su apellido.— agregué, curiosa, viendo cómo bebía de su botella de agua.

Esperé, sólo unos segundos. Y cuando terminó, la cerró devolviéndola a su mochila, volviendo a centrar sus ojos en mí.

Unos ojos azules.
Bastante azules.

Y era impresionante lo lindos que son, junto a sus pestañas y sus bonitos hoyuelos, similares a los de mi hermano.

Pero desgraciadamente, desde que conocí los ojos de Matthew, jamás he podido ver otros igual de preciosos, y especiales. Es tan difícil.

— Te lo diría, pero preferiría que sigas llamándome Deslaurier— respondió, con aquella mirada divertida.

— Tú sabes nuestros nombres— repliqué. — ¿Por qué no podríamos saber el tuyo?—.

Él negó con su cabeza, sin brindarme ni una sola pista que pueda hacerme descubrir su nombre.

— Bueno, al menos dime con qué letra inicia— insistí, la curiosidad podría provocarme insomnio si no me lo decía.

— No vas a descubrirlo, de cualquier forma.

— ¿Crees que soy incapaz de hacerlo?— alcé una de mis cejas, sintiéndome ofendida de cierta forma.

— Creo que no podrías saberlo, porque estoy seguro que nunca antes lo has escuchado, entonces ni aunque te diera mi inicial, podrías saber el resto debido a que te es totalmente desconocido— enunció, haciéndome pensar.

— Tienes cara de Jake— anuncié analizando su rostro, sacándole una risa, aunque no sea broma.
— ¿Evan?—.

Él negó con su cabeza.

— ¿Stefan?—

Y volvió a negarse.

— ¿Sebastian?— propuse, pero al mismo instante, se me ocurrió otro más preciso. — ¡Esteban!—.