— Eres un tarado, Darío. ¿Cómo se te ocurre?. ¿La dejaste sólo porque el estúpido de Zac te lo ordenó?. MI Matthew no sigue órdenes de nadie.— rechistaba Paul, siguiéndome tema tras tema de conversación, como si eso fuera a convencerme de que lo lleve a tomar una de mis clases en el colegio.
— Su nombre es Samuel— le corregí, desanimado, sin ganas de seguir con esta charla, con este tema, aunque sea en lo único en que puedo pensar. — En pocas palabras me amenazó con que si no me alejaba, Samanthe sería quien iba a recibir las consecuencias, no podía hacer nada más—.
— Samy es más inteligente de lo que ese pendejo cree. Y tú eres más pendejo de lo que yo creía.
Resoplé exhausto, tirándole una mirada de odio. No hay minuto del día en el que no aproveche cualquier espacio entre nuestras charlas para insultarme o recordarme lo idiota que soy.
Cosa que me llevaba a preguntarme, ¿de verdad tomé la decisión correcta? ¿o sólo no lo pensé lo suficiente?.
Encendí el estéreo de mi auto, dispuesto a llenar mis oídos con música en vez de palabrería inútil de mi hermano, de esa forma evitaría que siguiera hablando.
Apenas puse una canción, y empezaba a concentrarme en ella, cuando Paul la cambió.
— Es que esa no me gusta, next— enunció poniéndose demasiado cómodo en mi auto.
— ¿Bueno y tú qué o qué?— lo interrogué mirándolo en momentos, aún conduciendo por la calle, deteniéndome justo en uno de los semáforos en rojo.
— ¿Yo qué?— preguntó confundido.
— Exacto, ¿tú qué?. ¿A dónde crees que vas?.
— Te estoy acompañando a tu lindo trabajo, hermanito— respondió fingiendo ofensa por mi pregunta.
— Ay qué lindo— le sonreí falsamente, al igual que él a mí.
— Pero no te quiero cerca, mucho menos puedes asistir así de la nada. Lo mejor será que bajes aquí y tomes un taxi o algo que te lleve a casa de mamá, que es lo más cercano.—— ¿Por qué te estás portando tan grosero conmigo, Matty bebé? tú no eres así—
— Paul, por favor, ya. Basta, no tengo tiempo de estar lidiando contigo, bájate del auto y ve a hacer algo que te favorezca.— rechisté ya sin más aguante.
Ya no soporto ni su voz, y apenas son las nueve de la mañana. Y de tan solo recordar que seguirá así por el resto de nuestras vidas, me estresa todavía más.
— ¿Sabes qué? tus comentarios me están hiriendo desde hace no sé cuánto tiempo, todo lo que llevas así. Y si en realidad todo esto es por Samanthe, quiero recordarte que las demás personas no tenemos la culpa de tus decisiones. Tal vez si lo hubieras consultado con ella antes de decidirlo tú solo, habría sido lo mejor.— respondió.
Al principio me sentí algo sorprendido, pues me esperaba una despedida más típica de su parte antes de bajar del auto. Pero no fue así, ahora ha dicho esto, y parece estar hablando en serio.
Eso me hacía pensar, mucho más.
— Desde que te cortaste el cabello y empezaste a beber, cambiaste. Quiero a mi hermano de vuelta cuando esté en casa.— terminó de decir Paul, cerrando la puerta "molesto".
Rodando mis ojos, subí el vidrio de mi ventana para dejar de escuchar su irritante voz, y decidí continuar mi camino sin darle más importancia al asunto.
Pero apenas crucé la entrada del colegio, todo aquello volvía a mí.
Por más que intenté distraerme con "caraluna" de Bacilos sonando en mi estéreo, no pude dejar de pensar en aquel asunto.
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La Ciencia de tu Amor
RomanceAntes titulada "Mi Alumna Favorita". Matthew Charles, un hombre que básicamente podría resumirse en un sólo concepto: "príncipe encantador". Bueno, más bien, un profesor de ciencias común, con una vida bastante aburrida y un mejor amigo que parece c...