Capítulo 27: Si tan sólo supiera

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• POV: MATTHEW •

— ¿Quieres que hablemos de algo al respecto?—.

Mi amigo estaba escuchándome. Sorprendentemente, parecía sincero de querer hacerlo, de permitirme expresarle mis emociones y sentimientos. Sabe que esto me está doliendo, que me estoy haciendo daño, pero no quiero agobiarlo con mis pensamientos, así que lo dejo pasar.

— Estoy bien.

Lo he notado distinto.
No tanto, quizá sólo un poco, pero los motivos aún me son desconocidos, y tampoco he querido cuestionarle.

Luce más feliz, aunque no entiendo por qué. Se ve emocionado, y tampoco me lo cuenta, sólo puedo sentirlo porque veo brillar sus ojos, y de vez en cuando, sonríe mientras almorzamos y observa a la nada, como si estuviera pensando en algo que le hace feliz.

— ¿Y tú?— me atreví a preguntar, aún conduciendo, con la mirada puesta sobre la carretera pero a la vez mirándolo de reojo o en cortos segundos.

— ¿Ah?.

Su confusión me incitó a ser más específico. — ¿Hay algo que quieras contarme?—.

— ¿Sobre qué?— preguntó.

Entonces lo supe.
Algo le está sucediendo. Algo está haciendo, y no me lo quiere contar porque tiene algo de incorrecto.

¿Cómo lo sé? se ha puesto más que nervioso, y su gesto de relajación ha cambiado a alerta.
Conocerlo de tanto tiempo es una ventaja para notar ese tipo de detalles.

Pero, ¿de qué se trata, Grant?.

— Sabes que aunque me ocultes algo, lo voy a descubrir en algún momento, ¿cierto?. Y que por otro lado me ofenderé porque incluso cuando estuve cometiendo un delito, a la primera persona que corrí a contárselo, fuiste tú.— enuncié, fingiendo algo de indignación.

Su suspiro me confirmó que algo le sucede, y que ha evitado decírmelo.

— Quisiera poder hacerlo, de verdad. Pero sería hipócrita de mi parte, y no pienso arruinar tu forma de verme...

— Tal vez si me dijeras de qué estamos hablando, entendería lo que me dices.

— Creo que estoy enamorado.

Oh.

Solté una corta risa nasal, y me fue inevitable no sonreír, mirándolo.
— Bueno, llevas muchos años casado, eso es una posible señal, ¿no?— bromeé.

Su seriedad me preocupó por un instante, y cuando lo ví a los ojos, supe que él también estaba en la misma situación. Ya sea por su mirada angustiada, o por la manera en la que mantenía su mano descansando en su nuca.

Me quedé en silencio, removiéndome sobre mi asiento incómodo, desviando mi mirada de él pero sintiendo la necesidad de seguirlo viendo a la cara todavía.

— No estás hablando de Christie, ¿cierto?— carraspeé, ya en seriedad.

Su silencio me volvió a confirmar una de mis preguntas. Y eso de verdad que me llenó la cabeza de mil dudas más.

— No te preocupes, tampoco estoy hablando de ti...— rió, más que de gracia, de nervios, desviando la mirada hacia la ventana.

— ¿Quieres contarme?.

— Me gustaría hacerlo, pero es más complicado que eso.

Venga, estuve saliendo con mi alumna, enamorado de ella, ¿qué podría ser más complicado que eso?.

La Ciencia de tu AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora