• POV: MATTHEW •
— Perdóname por la hora, no tenía ninguna otra salida.
— No, no te preocupes. Yo también estaba algo inquieto por salir de casa. Últimamente no concilio el sueño tan fácil.— le conté a mi amigo. — Quizá... el aire fresco ayude un poco—.
Moví mis pies sobre el suelo, aunque desearía que pudieran estar en el aire. Mi trasero sentado en el columpio del parque al que hemos venido a huir de nuestras vidas y problemas, no se siente muy cómodo, pero al menos es un buen asiento. Mientras que Adam también se encontraba en otro a mi lado.
Por desgracia, los dos estamos demasiado adultos y altos de estatura como para que nuestros pies puedan divertirse en el aire como los de los niños que vienen aquí. Al contrario de ellos, nosotros tenemos que mantener nuestras suelas en el césped del piso.
— ¿Cómo siguió Christie?— pregunté, sabiendo que detonaría la bomba para dar inicio a un tema largo de conversación. Pero está bien, quiero que mi amigo tenga la oportunidad de desahogarse todo lo que pueda, antes de que tenga que volver a su casa.
— Estaba dormido, Matthew. Estuve dormido descansado todo lo que pudiera en el último momento libre de mi maravilloso fin de semana. Entonces ella entró a la habitación, y decidió despertarme de repente, me asusté porque por su preocupación creí que algo le estaba pasando o que podría sentirse mal con algo del embarazo. Adivina qué fue lo que me dijo.— habla. Yo alcé mis cejas escuchándolo, esperando a que continuara, porque de cualquier forma, yo no podría adivinar qué siguió de eso. — Dijo; "cariño, ¿no crees que sería lindo tener un perro?"—.
Me fue imposible no reírme ante aquel comentario. Es verdaderamente inesperado para lo que mi mente estaba tratando de descifrar, aunque Adam no lucía tan divertido como yo.
— ¡Un perro, Matthew!. ¡Despertarme sólo para decirme que quiere un perro!.— agregó haciéndome reír aún más con su desesperación.
— Creo que es conveniente que le des todo lo que te pida, con tal de que esté feliz. Mira que el desespero, estrés, y todo lo que tú sientes, no es nada comparado con lo que ella está pasando, y durante nueve benditos meses. A eso súmale lo que viene después de que nazca ese bebé.
— ¡Lo sé!, y lo tengo muy en cuenta, hermano, pero, no pienso comprarle un perro, no quiero un perro en casa.— enunció.
— Por ahora no puedes hacer mucho para reducir sus cambios hormonales y ese tipo de cosas, así que creo que sólo te queda seguir acostumbrándote a ellos, y hacer tu parte del trabajo.
— ¿Y cuál se supone que es mi trabajo?— pregunta confundido.
— Inicia por dejar de discutir con ella, como con lo del perro— le propuse.
Es tan simple, pero supongo que estar en un matrimonio y tener tantos problemas cuando están dando un paso así de grande como tener un hijo, debe ser complicado, y es algo que yo no vivo, por lo cual, no puedo dar consejos tan seguro de mi palabra. Sólo digo lo que creo.
Adam frotó ambas manos por su rostro, demostrándome su frustración. — Te juro que esto es demasiado, Matthew, por favor disfruta tu vida y no tengas hijos pronto— me dijo, sacándome una risilla. — Pero ya, mejor dejemos eso de lado y cuéntame, ¿por qué sonabas tan brutalmente asesino cuando te llamé?—.
Y apenas lo mencionó y lo recordé, el coraje volvía a mí. Es imposible no sentirlo.
Suspiré, dispuesto a dejar el enojo y demás emociones negativas al menos por esta noche. — Es David— solté.
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La Ciencia de tu Amor
RomanceAntes titulada "Mi Alumna Favorita". Matthew Charles, un hombre que básicamente podría resumirse en un sólo concepto: "príncipe encantador". Bueno, más bien, un profesor de ciencias común, con una vida bastante aburrida y un mejor amigo que parece c...