Capítulo 29: Detective Charles

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El sonido de algunas voces llamó mi atención total. No se escuchaba tan cerca, pero, sin embargo, tampoco tan lejos. Entonces supe que era aquí, se trataba de alguien que se encontraba en el mismo lugar que yo.

Lugar en el que se supone, no debería haber absolutamente nadie ya. Ni alumnos, ni profesores.

Y quizá el guardia de seguridad, pero sé que de ser él, me habría hablado antes de entrar para no asustarme con su presencia repentina.
Y no lo hizo. Así que no es él.

El problema es... ¿quién era entonces?.

— No, David. Tengo que irme, en serio.— oí aquella voz femenina que me sonaba bastante conocida.

— Por dios, no seas caprichosa.

Dí la vuelta al estante repleto de libros, encontrándome con Erica, quien casi chocó con mi cuerpo.

Matthew— la voz de David, y tan sólo su presencia me hizo alzar una ceja para mirarlo.

Observé a mi alumna también, quien me miraba al mismo tiempo que a su otro profesor. La tensión se sentía en el aire, algo estaba sucediendo aquí y no por la vibra que transmite Erica, no parecía ser algo positivo.

No sabía que había alguien más aquí— enuncié aún extrañado por el comportamiento de ambos. — Lamento si... interrumpí algo—.

Oh no, no te preocupes. Erica tiene asesorías conmigo algunos días de la semana.— me explicó David.

¿Asesorías? ¿para la clase de deportes?— interrogué. No me molesta incomodarlo.

Sí. Los promedios deben regularse, ¿no?.

Jones me dedicó una sonrisa. Pero algo en mí se mantenía muy inquieto, no me convencía aquella respuesta. Además, cuando mis ojos caían en mi alumna, podía notar lo ansiosa que estaba, y la manera en la que se mantenía en una posición que parecía que quería salir corriendo en cualquier momento.

Aquel recuerdo me había estado atormentando toda la tarde, todo el día. Pues no encontraba una respuesta para aquella situación. Al menos una que no sonara mal vista.

Y es que hay algo en mí que me asegura que eso de las "asesorías" fue una excusa. Una excusa para algo malo.

Y no me malinterpreten, no estoy diciendo que si descubriera que Erica y Jones tienen... algo, estaría mal o los delataría de inmediato. Sería un hipócrita total si hiciera eso.

El problema aquí es que David ya no me está dando buenas vibras, y Erica no parecía estar muy cómoda con él cuando los encontré. Eso me deja muchas dudas y cosas en qué pensar.

Cosas que no sé cómo resolver. Y mucho menos si tengo a un loro que no se calla a mi lado.

— Bendita sea la hora en que mi madre te tuvo— enuncié ya fastidiado.

— Ah no. Bendita sea la hora en que te tuvo a ti, recuerda que yo nací primero.— me respondió Paul, comiendo del cereal que lleva consumiendo más de una semana por no querer cooperar para una buena alimentación.

— Déjame trabajar en paz— pedí por última vez, colocándome audífonos para no escuchar todo lo que diga o esté viendo en el televisor.

Observé a mi pantalla iluminada.
El perfil de David luce bastante normal y común, como un típico hombre el cual su vida se basa en deportes y hacer ejercicio.

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