Capítulo 12: Desilusión

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Nota de escritora: Prepárense y acomoden sus pompis en un lugar cómodo, porque este capítulo es el más largo que he escrito en mi vida entera. Los tqm, solecitos.🏃🏻‍♀️💞

Lunes.

— Más tarde pasaré por ustedes, ¿está bien?. Los quiero.—

Papá se despidió con un beso para Froy y para mí, y nosotros respondimos con el mismo gesto.
O bueno... yo, porque mi hermano venía distraído pensando en sabe qué cosas, o en realidad no sé si haya discutido o algo con pá. 

Mientras caminaba, enganché mi brazo en el del mocoso a mi lado, entrando ambos al colegio.

— Froy, ¿vas bien en clases?— hablé para llamar su atención.

— Sí, lo normal— dijo, encogiéndose de hombros sin darle la importancia suficiente.

— ¿Y qué es lo normal?.

Él se quedó callado. Creí que era una respuesta similar a "mal", pero al voltearme para verlo, me dí cuenta que sus ojos ya estaban concentrados en otro lado.

Seguí su mirada, y era por una chica. Una chica que nunca había visto por acá, siendo sincera. Pues en primera, porque aparenta aproximadamente mi edad, por lo que la recordaría si estuviese en uno de los grupos de mi grado. Pero tampoco es como que yo conozca y recuerde los rostros de todos los estudiantes, así que bueno.

— ¿Quién es ella?, ¿está en tu clase?— me interroga con bastante interés, sin despegarle la vista a la muchacha.

— No, no la conozco. Es la primera vez que la veo, creo.

— Mhm...— murmuró mi hermano, y al final se soltó de mi brazo, dando una palmadita en mi mano con delicadeza. — ¡Ah mira! ahí está Byron. Que te diviertas en clases.

Por voltear a ver a mi mejor amigo, ni siquiera me percaté en qué momento Froy desapareció de mi alcance, y para cuando lo hice, él ya estaba camino a aquella chica nueva. Rodé los ojos.

Aunque en realidad esto es una sorpresa, pues nunca había visto a mi hermano estar interesado en alguna persona tan siquiera. Eso de alguna forma podría ser bueno, pues todo el tiempo se la pasa dentro de su cabeza, al punto en que no le presta atención a nadie más.

Y, si él se enamorara de esa chava, podría ser un rescate para sí mismo, al menos sería algún tipo de distracción y emoción en su vida.

— Hola tú— me saludó Byron, con una sonrisita plasmada en el rostro que rápidamente me contagió, y seguido de eso, depositó un beso en mi mejilla. Yo lo abracé con cariño. — ¿Acaso tu hermano acaba de invitarte, por voluntad propia, a hablarme y acercarte a mí?— me dice confundido, provocando que se me escape una risa.

— Yo creo que ya está embobado en algo más— señalé al susodicho y la chica linda en cuanto By y yo nos separamos del abrazo.

— Ah... ¿es nueva?— preguntó, observándoles.

— Tal vez, ¿la habías visto antes?.

— Noup.

— Pues le en-can-tó— murmuré viendo cómo se hablaban aquellos dos, ya hasta estaban riendo juntos.

Cerca del estacionamiento, las ruedas de un auto se escucharon haciendo que involuntariamente volteara a ver con curiosidad para saber quién de los profesores ha llegado.

Y tal cual mi mente y corazón esperaba, se trataba del impecable y magnífico profesor Charles.

Sonreí sin pensarlo al instante en que lo ví, bien vestido como siempre, tan apuesto, pulcro. Tanto así que yo no era la única que lo estaba mirando, pues al simplemente caminar, se ganaba la atención de muchas de sus demás alumnas. Y no puedo negarlo, me sentí pequeña.
Pequeña porque ha decir verdad, yo no resalto en nada ni soy tantito significante como para ser "el centro de atención", o para al menos imaginar que el exclusivamente «Charles» podría mirarme a mí.

La Ciencia de tu AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora