30. La distancia justa

80 9 0
                                    


–Cada mes recibimos las carpetas de los contadores. Por seguridad, Nomura mantiene como confidenciales sus nombres pero una vez que tomen el control, tendrán acceso a toda la información –le explicas a Hajime, que está sentado al otro lado de tu escritorio.

Está concentrado en la pantalla de su computadora pero sabes que te escucha. Yui está de pie junto al ventanal de la biblioteca. De vez en cuando le dedica miradas sugerentes a Hajime para molestarlo, lo que te hace reír internamente.

–¿Quién será el prestanombres?– Preguntas y por fin Koko levanta la mirada hacia ti.

–¿Prestanombres?– Repite, levantando una ceja.

–Sí, ya sabes. Alguien que finja ser el nuevo dueño mientras ustedes...

–No, sé lo que es un prestanombres –te interrumpe, cruzando los brazos–, sólo que no sabía que lo necesitaríamos.

–Bueno, si quieren poner todo a nombre de Mikey o repartirlo entre los ejecutivos de Bonten, no es problema mío pero no lo recomiendo. Después de todo, la mayoría ya tiene historial criminal y si toman posesión de la compañía Nomura al poco tiempo de la muerte de Kaoru, eso sólo los hará ver más sospechosos. La cesión de derechos debe hacerse un día antes de que Kaoru muera para que de esa forma quede aprobada y esté en posesión de ustedes para cuando inicien las investigaciones. No puede ser antes de eso porque Kaoru podría enterarse y tampoco puede ser después o todo será congelado por la policía y recuperarlo tomará meses.

Hajime escucha con atención, puedes ver que su cerebro analiza con cuidado las posibilidades mientras te escucha. Te queda claro que es sumamente listo y calculador. Hasta este momento, es quien te agrada más.

–Tienes razón –admite–, lo consultaré con Takeomi.

–Perfecto –sonríes–. Avisaré al abogado de la compañía Nomura para que comiencen a trabajar en los contratos de cesión. ¿Tú los revisarás cuando estén listos?

–Supongo que sí... –responde un poco nervioso, rascando su mejilla.

–¿Bonten no tiene un abogado?– Continúas con un tono juguetón mientras Yui suelta una risita que logra irritar a Hajime.

–Hasta ahora no hemos hecho tratos que involucren abogados, contratos y esas cosas, así que no –reconoce con un poco de timidez.

–¿Ni siquiera para Sanzu? He visto su ficha criminal y debió tener a alguien muy bueno para sacarlo de tantos problemas con cargos menores y fianzas bajas.

–Sí, pero en realidad no trabaja para nosotros. Lo llamo cuando ese imbécil lo necesita y es todo. No sé si pueda hacerse cargo de todo esto.

–Siempre hay una primera vez –le dices, encogiendo los hombros.

Kokonoi suspira y lo medita. Ya que por el momento no hay más que tratar, se despide y sale de la biblioteca que ahora es tu oficina.

–¿En cuánto tiempo estará lista mi habitación?– Preguntas a Yui, dejándote caer en el respaldo de la silla.

–Pedí que se trabajara lo más rápido que fuera posible pero tardarán dos semanas más debido a todas las reformas que me pediste.

–Necesito un lugar adecuado para descansar, Yui –te quejas mientras sobas tus sienes–. No puedo estar tranquila aquí sabiendo que en cualquier momento pueden entrar. Me duelen los hombros por la tensión y ese horrible sofá es muy incómodo, preferiría acostarme en la alfombra.

Cuando Wakasa te mostró la biblioteca por primera vez, te pareció un lindo lugar. Muy iluminado, igual que tu penthouse, aunque algo lúgubre, por lo que Yui se encargó de mejorarlo un poco con una silla cómoda para el escritorio, un par de plantas y una suave y esponjosa alfombra azul marino que te hacía querer quitarte los tacones para sentirla bajo tus pies; pero el sofá era el mismo y a pesar de que era evidentemente caro, también era rígido en exceso, claramente nadie se sentaba ahí.

Los débiles no sobreviven (Bonten x OC)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora