1. Un jardín rodeado por las llamas

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–Señora, tenemos un problema –uno de los hombres de seguridad entra a tu oficina dando un portazo y anuncia con voz grave.

–¿Qué ocurre esta vez? –le respondes dejando sobre el escritorio los papeles que estabas revisando y te levantas de la silla en un sólo movimiento.

Sabes que si fue a buscarte es porque la situación se había salido de las manos, pues los de seguridad estaban perfectamente capacitados para manejar cualquier disturbio menor. Qué mala suerte, justo cuando Yuichiro no está.

Sobre el escritorio a tu derecha, hay un par de guantes negros de satén, los tomas y comienzas a ponértelos, luego abres el primer cajón a tu izquierda en el escritorio, del cual sacas una pequeña Beretta Px4 Storm compact, revisas la carga, el seguro y te diriges con paso firme a la puerta, siguiendo al hombre que intentaba explicar lo sucedido.

Esta era una de las desventajas del trabajo: nunca estabas completamente preparada para todo lo que podría salir mal. A cambio, tienes siempre la oportunidad de usar fabulosos vestidos, algo que te encanta. Para esta noche escogiste un vestido imperio de seda color esmeralda y manga larga, ceñido en la cintura, resaltando el profundo escote en v, enmarcado por los brillantes mechones de cabello castaño claro de la peluca bien peinada. La falda al ras del suelo se desliza entre tus piernas, con un suave siseo que acompaña tus pasos haciendo resonar tus stilettos negros de plataforma en un eco por el pasillo.

–Fue una de las novatas. No sé por qué permitieron que fuera sola. Al parecer se asustó, tomó una botella de champaña y golpeó al cliente en la cabeza. Ahora está fuera de control destruyendo todo en la sala VIP. Les disparó a dos de nuestros hombres que intentaron detenerlo.

–¿Están vivos? –el guardia empujó la puerta abatible de color caoba y la sostiene para que pases. El eco de pasos se detiene, amortiguado por la alfombra gris que cubría el piso a partir de ese punto.

–Por suerte sí. Uno está herido en el pie, el otro en un brazo. Logramos sacarlos del VIP y ya van en camino al hospital –continúa explicando mientras camina detrás de ti.

La música resuena desde la estancia de al lado, atravesando las paredes por el alto volumen. "Cómo odio tener que dejar mi oficina", piensas para ti misma y suspiras rápidamente sin dejar de caminar.

–¿Y la chica?

–Está bien pero... –sabes lo que significa esa pausa.

–Maldita sea –escupes casi en un susurro y apresuras el paso. Le quitas el seguro a tu arma y la sostienes con mayor fuerza, debajo de los guantes tus nudillos pierden el color.

Suben la escalera tapizada por alfombra roja, al final de la cual se extiende otro pasillo alumbrado por tenues luces amarillas. Esta área del club está reservada sólo para los clientes más especiales. Había seis puertas: dos a la izquierda con los números 1 y 2 en dorado; tres a la derecha con los números del 3 al 5; y al fondo del pasillo, la sala VIP, una puerta doble color carmín.

Tu club se distingue por ser uno de los más exclusivos del centro de Tokyo, entrar al salón general sólo estaba permitido para altos ejecutivos de las empresas más importantes de Japón. Las salas privadas están destinadas a presidentes de las mismas empresas, políticos y alguna que otra celebridad.

Pero la sala VIP...

Sabes de memoria los nombres de las personas que tienen acceso. Cualquier problema en la sala VIP es algo que debe manejarse con suma precaución, pues un paso en falso podría poner en peligro la mera existencia del club, y eso es algo que no puedes permitir. Has trabajado mucho por este club.

La puerta color carmín se encuentra abierta de par en par. Un guardia permanece afuera con su arma en las manos, preparado para atacar. Desde el interior resuenan tres disparos. Al escucharlos, las dos chicas en lencería que se encontraban en el suelo afuera de la sala VIP, ahogaron un chillido.

Los débiles no sobreviven (Bonten x OC)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora