31. Ya deberías saber que soy peligroso

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Mikey se encontraba caminando por los pasillos de la mansión, un poco sumido en sus pensamientos y otro poco tratando de no pensar.

De nuevo había pasado una muy mala noche, sólo pudo dormir un par de horas cuando Sanzu lo llevó a dar un paseo por la carretera, quedándose dormido mientras lo escuchaba hablar de cómo había acompañado a Wakasa a la cita con Mitsuki pero habían terminado en Adachi.

Esa mujer y lo que le había contado sobre sí misma, siempre volvían a su cabeza. No quería creerle, ¿cómo podría? Sospechaba que era mentira pues no podía entender cómo una mujer nacida en un pueblo pequeño quién sabe dónde, con una hermana que pudo ser modelo y una madre inválida, había terminado como esposa de uno de los hombres más poderosos de Japón.

No le parecía plausible, por lo que no debía ser más que un intento por hacerse ver como una víctima de las circunstancias y que quizá le tuviera lástima para hacerlo bajar la guardia, sobre todo por la forma tan repentina en la que decidió contárselo.

Mikey no se equivocaba del todo pero no sería hasta mucho después que sabría no sólo que era verdad, sino que también había muchos detalles perdidos en aquella historia.

Sin darse cuenta, se encontró en el umbral de la biblioteca y decidió entrar, empujando una de las puertas que crujió levemente.

Los primeros rayos de sol de la mañana entraban por el ventanal iluminando la habitación que ahora parecía más cálida con las plantas que la decoraban y la mullida alfombra. Cuando Mikey se acercó al borde, no lo pensó mucho y se quitó las sandalias, pisando descalzo en la alfombra, sintiendo bajo sus pies cuán suave era, lo que logró hacerlo sentir algo parecido a estar relajado.

Caminó un poco por la alfombra hasta que topó con el sofá de color arena, cubierto todavía por hule espuma y playo. Mikey se preguntó si acaso sería tan cómodo como la alfombra y comenzó a quitar el embalaje, palpando la suave tela del forro y sin más miramientos, se acostó y no mucho tiempo después, el sueño lo venció.


Una pesadilla te hace despertar

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Una pesadilla te hace despertar.

–¡No eres un elefante!

La voz de Yui te devolvió a tu habitación en el penthouse. Lo ves mientras él está prácticamente sobre ti, sujetando tus muñecas y usando el peso de su cuerpo para evitar que salgas corriendo.

Ver el dolor en sus ojos te hace sentir culpable.

Cuando tu respiración comienza a normalizarse, por fin te suelta y se queda de pie junto a la cama mientras tú te sientas.

¿Algún día dejarás de tenerlas? No lo sabes.

Sólo te queda esperar que se detengan una vez que dejes esta vida atrás.

Recoges tus rodillas para abrazarlas con tu mirada perdida mientras Yuichiro acaricia tu cabello.

Cada día el sueño de huir se vuelve más claro, cada vez está más a tu alcance y eso sólo te hace desearlo más, desesperada por una vida diferente para ti y para todos.

Los débiles no sobreviven (Bonten x OC)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora