02

1.3K 177 6
                                    

—Quiero que esos dos hombres se marchen de acá en este instante— La voz dura de mi hermano taladraba dentro de todos los presentes, yo daba fe de ello

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—Quiero que esos dos hombres se marchen de acá en este instante— La voz dura de mi hermano taladraba dentro de todos los presentes, yo daba fe de ello.

Había pasado casi una hora desde tal reunión fue concluida, ahora nos encontrábamos en el salón de nuestra casa. El aire era abrumador.

—Min-Joon, te ordeno que te controles o me obligarás a hacerlo— El monarca sentenció.

Yo en mi instancia me dedicaba a analizar la situación lo mejor que podía, mi padre me había entregado como si fuera el objeto de un intercambio comercial, a personas que en su vida había visto. No podía creer que tal hombre fuera el mismo sobreprotector que creía conocer y mi madre, la reina. No hacía más que llorar.

—Me has convertido en tu jugosa oferta, papá— Me digné a hablar, si iba a estar casado con un hombre que no conocía por obligación, al menos tenía que decir lo que pensaba al respecto. —Ya no sé qué pensar de ti, el miedo y la guerra te volvieron un hombre cobarde, ¿Dónde quedó el Rey Yong-Sun que no temía a nada y luchaba con valor y astucia?

Tales palabras no fueron lo suficientemente correctas como para dejarlo pasar y en segundos la respuesta de aquel hombre fue un agresivo empujón. No logré tocar el suelo gracias a que mi hermano tuvo los reflejos suficientes como para detener mi caída.

—Solamente eres un pobre pusilánime, un hombre sin valentía. No mereces llamarte a ti mismo un oso.

Las amenazas del rey resonaron. —¡Controla tu boca o te juro que no respondo!

Yo solo me dediqué a mirarlo, desconociendo y sintiendo como mi corazón ardía en resentimiento.

—Está bien padre, ya lo has decidido— dije con en tono neutro. —Pero te juro, por nuestros sagrados antepasados, que apenas cruce el límite de estas tierras con ese hombre me dejo de llamar tu hijo, rey Yong-Sun.

Y dicha tal sentencia me solté del agarre de mi hermano y abandoné el recinto, no tenía ganas de permanecer allí ni un minuto más.

Decidí salir de la gran casa, correr por los prados del territorio y con suerte una buena caza calmaría a mi oso interno, el animal luchaba por salir a saltar sobre el cuello de su propio padre y eso era un completo arrebato de inteligencia.

A pocos metros los gritos de mi hermano y padre aún se escuchaban fuerte y claro por lo que aceleré mi paso hasta perderme en la inmensidad del bosque que rodeaba la gran casa.

Apenas entré en contacto con el entorno natural del bosque comencé a dejarle el paso al oso convirtiendo a cada zancada mi cuerpo al del animal, con un gran rugir corrí hasta surcar la gran llanura.

Yo era orgulloso, y más cuando era capaz de mantener la compostura frente a cualquier situación, pero ni en mis peores pesadillas pensé que mi padre me trataría de tal manera. Sabía que de ahora en adelante estaba mi posición pendía de un hilo, yo peligraba. Debía ser astuto y no dejar que las emociones tomen control de mi parte humana, no era ningún chiquillo de frágil mentalidad y si quería tener paz debía actuar con valor si no, mi oso no lo aguantaría. Acabaría por tomar las riendas del control.

Wolf a BearDonde viven las historias. Descúbrelo ahora