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Dos días faltaban para la boda de Minho y Minju

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Dos días faltaban para la boda de Minho y Minju.


La noticia nos había caído como un balde de agua fría, Hyunjin y yo no cabíamos en ello, obviamente fui a buscar de inmediato a Minho, solo para encontrarme con miles de negativas por parte de la familia real, no me dejaron verlo.


Decidido pedí una audiencia con los reyes. Yeong-Dae fuerte como ninguna se mostró ante mí de inmediato yo no le temía pero si le respetaba un montón, aquella mujer había sido un gran pilar para el crecimiento de los clanes, reinventó el sistema comercial y creó la aduanas, era sin duda una mujer que merecía su puesto, pero eso no me importaba, lo que realmente me gustaba de ella era su porte y gran capacidad en la batalla, nunca nadie ha salido ileso a un duelo con Lee Yeong-Dae de Jiyeok.


Solamente un loco la desafiaría.


Con Hyunjin de mi lado le había pedido ver a Minho, pero de igual manera como en las veces anteriores, se me fue denegado, el alfa de tigre no tenía permitido ver a nadie. Yo sin rendirme todavía le pedí que lo reconsiderara, más no se me fue posible, e incluso Hyunjin salió a hablar con ella.


—Cuando me enteré que nuestro Jisung y mi hijo Minho había llegado a palacio con los futuros reyes de Rurk me sorprendí— La mujer pronunció— Y fue grato descubrir que habían establecido una relación de confianza con ustedes, pero aun así no dejaré que lo vean, no hasta la boda.


Todo el tiempo se había dirigido al alfa de lobo.


—Espero que lo entiendan.


Y sin poder hacer mucho más nos fuimos a nuestro cuarto con las manos vacías. Me costaba comprender que era lo que ocurría realmente, no podía ver al estúpido de Minho y no habían señales de Jisung por ninguna parte, la ansiedad me carcomía por dentro.


En el momento que entramos a la habitación una muy inesperada visita nos estaba esperando dentro. Yo la conocía, al igual como Minho muchas veces asistió a banquetes reales cuando éramos pequeños. Era la prometida de aquel mocoso impertinente que se metía con todos los niños de aquellas fiestas.


—Los estaba esperando— Su cabellera era negra como la noche y con unos ojos tan azules como el mar, Minju habló.


El alfa a mi lado se puso de pronto frente a mí, cortándome la visión de aquella mujer si no fuera porque estábamos enlazados jamás comprendería que le pasaba, pero si lo hacía; ahora que manteníamos un lazo yo sentía a su lobo, y a sus más primitivas e instintivas emociones.

Wolf a BearDonde viven las historias. Descúbrelo ahora