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—Entonces no vemos mañana a la misma hora abajo— Miré al castaño abrir la puerta, junto a él iba su odioso compañero— Que descanses Jisung— Me despedí

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—Entonces no vemos mañana a la misma hora abajo— Miré al castaño abrir la puerta, junto a él iba su odioso compañero— Que descanses Jisung— Me despedí.


El omega antes de entrar a su habitación me miró sonriente. —Tu igual Felix— El chico cerró la puerta.


Me despedí de Seungmin quien se metía en el cuarto de al frente y comencé a caminar hasta el mío, que estaba junto al de Jisung y Minho. Cuando entré pude ver a Hyunjin meterse en lo que parecía ser el baño por lo que tranquilo caminé hasta la cama, sin pensarlo mucho me lancé sobre ésta cayendo de lleno en el cómodo colchón. La caminata me había dejado cansadísimo, si fuera por mí, pediría que descansásemos cada cierto tiempo, pero era demasiado orgulloso para ello. No quería ser el único débil del grupo.


Allí en la cama, comencé a recordar los sucesos que habían pasado en tan solo unos días. Me emocionaba y a la vez me aterraba todo esto, por un lado, tenía la aventura y el hecho de conocer más allá de lo que había visto en libros, pero por otro lado estaba el peligro, tenía miedo de mi futuro, con Hyunjin y con mi llegada al clan de los lobos, cada vez que pensaba en ello sentía náuseas y nervios.


Pero no podía flaquear. No debo verme vulnerable ante nadie, debo demostrar de lo que soy capaz. Fruncí el ceño recordando aquella silueta que vi hace unas horas, era aquel hombre, con su cabello rubio rojizo, que caía suelto ante el viento y esos ojos, que parecían asfixiar a aquel que se le cruzase.


Suspiré. No sabía si decirle aún a los demás que lo había visto, no estaba completamente seguro si es que era real o si mi cansancio me estaba pasando una mala jugada, no quería alarmar a nadie, menos a mi pareja cuando tiene lo de la invasión sobre sus hombros.


De pronto un ruido hizo que mi burbuja de pensamientos se reventase, giré mi rostro para buscar el origen de aquello cuando me encontré con una imagen que me hizo tragar saliva. Era Hyunjin recién salido de la ducha donde parecía no conocer lo que era una toalla pues iba como quién lo trajo al mundo. Se había metido al cuarto mojando todo a su paso.


—Se me quedó la toalla acá— Comentó mientras tomaba el objeto nombrado y comenzaba a secarse.


Yo aparté la mirada, intimidado.


Pero qué interesante cortina, pensé mientras intentaba quitar la imagen que tenía en mi cabeza, sabía que no tenía que escandalizarme tanto por esto, pero aun así me había tomado por la guardia baja, suspiré.


Volví a mirar al lobo, quien parecía estar batallando con ponerse los pantalones. No era un ciego y debía admitir que mi esposo no era cualquier cosa, el hombre sí que tenía lo suyo, y además de eso, que era alguien merecedor del puesto que recaía sobre sus hombros, un monarca. De nuevo, pensamientos malos llegaron a mí, ¿podré estar a la altura de tal hombre? la sola idea de no serlo me aterraba.

Wolf a BearDonde viven las historias. Descúbrelo ahora