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Un día antes de la boda todo el reino fue despertado por el rugido de una tigresa enfurecida

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Un día antes de la boda todo el reino fue despertado por el rugido de una tigresa enfurecida. Yo, al abrir los ojos sentí como el calor del cuerpo de Hyunjin me rodeaba reconfortante, me estiré entre sus brazos y lo sentí despertar.


—¿Cuándo has llegado? —Mi voz sonaba ronca— ¿Encontraron a Jisung?


El alfa, que no entendía nada pues acababa de despertar me apretaba en su abrazo instándome por volver a dormir, como si quisiera que me callase. ¿Estaba demente? El rugido de Yeong-Dae daba a conocer que Minju había seguido su plan fuese como fuese. Era momento de que nosotros actuásemos.


Yo intentaba apartar su brazo y así levantarme, pero el hombre parecía querer lo contrario.


—Solo un poco más— rogaba su boca sobre mi oído. Causando estragos en mis nervios.


Y así era como yo fácilmente me rendía ante él, como si hubiera nacido para ello yo rodeé su cuerpo con mis brazos de manera casi necesitada mientras nos preparábamos para volver a dormir, yo con mi cara escondida en su pecho.


Me sentía protegido y cálido, mi oso saltaba de felicidad.


Pero, segundos más tarde unos golpes en la puerta rompieron aquel momento. Hyunjin y yo gruñimos al unísono.


—¡Chicos! — Era Changbin que no dejaba de golpear la bendita puerta— ¿Están dormidos aún?


El búho no dejaba de golpear la puerta mientras nos pedía que nos levantásemos, que ya había comenzado el plan, detrás de él se lograba escuchar otra voz que era la de Seungmin diciendo que no montara tanto escándalo.


En menos de un segundo el hombre quien me mantenía apresado en sus duros y fuertes brazos se levantó disparado hacia la puerta.


De grandes zancadas abrió la puerta causando que Changbin quien golpeaba la puerta perdiera un poco el equilibrio. Parecía boquiabierto ya que el alfa no llevaba nada de ropa.


Rápido saltó a cubrir los ojos del elfo. Yo miraba divertido todo desde mi cama, no hacía falta decir que yo tampoco llevaba ropa. El calor me mataba y mientras más cerca de Rurk me hallaba, más calor tenía.


—¡¿Estás demente?!— Changbin, quien tenía puestas sus manos sobre la cara de Seungmin -que se resistía a ello- gritaba— ¿Como se te ocurre salir así? ¡Vístete!

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