48

463 73 11
                                    

El castillo estaba hecho ruinas, escombros por todas partes solo eran pruebas de lo que una vez fue la fortaleza más grande de todo el continente

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

El castillo estaba hecho ruinas, escombros por todas partes solo eran pruebas de lo que una vez fue la fortaleza más grande de todo el continente. No era tan bonito como el palacio de los ciervos ni tampoco tan alta como la torre de los búhos. Pero era una estructura poderosa.


Ahora solo quedaban cenizas de ello.


Todo estaba destrozado, todo el mundo estaba rendido, habíamos logrado acabar con todos los enemigos que atacaron el castillo, pero más allá de eso no, algunos habían escapado a quien sabe dónde y nosotros teníamos demasiadas bajas.


Yeong-Dae llegó con nosotros en algún punto junto con Minho y Jisung, ellos estaban golpeados, pero quien sabe qué sucedió entre ellos, no entendía y sabía que tenían mucho que hablar, cosa que veía que no hacían, pero por lo menos la monarca de los tigres logró traerlos a salvo. También Seungmin y varios grupos del castillo se reorganizaron para tratar a los heridos lo mejor que pudieron, sacándolos del peligro, aun así, tanto como mis hermanos como Changbin no despertaban.


Apenas logramos establecernos bien como corresponde todos nos reunimos en una zona que si logró resistir a los ataques. Hyunjin estaba herido, todo el mundo lo estaba, pero la verdad solo me importaba él, nadie más. Lo tenía a mi lado al fin, luego de todo este tiempo y me dolía, ardía tener que estar viviendo esto cuando el vuelve, quiero cerrar los ojos y pensar que nada de esto estaba pasando.


Estaba bastante mal, pero gracias a la ayuda de Seungmin y Jisung no pasó a mayores, y logró recuperarse al completo, era un alivio ya que yo no podía aguantar más la presión, necesitaba tenerlo a mi lado, lo ansiaba.


Pero todo era tan horrible que no había tiempo para eso.


El rey In-Su había caído. Hyunjin estaba herido y el duque Yehyeon estaba ocupado con los enemigos fuera del castillo.


Solo yo podía reorganizar al pueblo, a los sobrevivientes tanto como civiles como tropas, estaba cansado, pero se supone que debía continuar ¿no? Era mi deber. Realmente agradecí cuando Yeong-Dae apareció tras aquellas puertas con mi salvación, la de todo Rurk, sus hijos habían ayudado con la búsqueda de supervivientes como también a eliminar a los invasores, y mantener el orden en el castillo.


La mujer de Jiyeok trajo esperanza, una que yo había perdido en el momento en el que Hyunjin había caído con ese último ataque.


Se mantuvo a mi lado liderando y agrupando a la gente.


Wolf a BearDonde viven las historias. Descúbrelo ahora