Wolf a Bear

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Al día siguiente desperté mucho mejor que antes, por la pequeña iluminación en mi cuarto podía deducir que apenas el sol se estaba alzando, era de madrugada. Sentía adolorido todo el cuerpo y me dificulta el moverme, aunque sí que podía caminar.

Aún no entendía por qué mi oso había decidido tomar el control cuando estaba desmayado, no podía encontrarle sentido alguno, pero supongo que el animal estaba cansado de sufrir grandes ataques tanto como físicos como emocionales.

Me levanté antes de que los pesados de mis hermanos llegasen a ver si es que estaba bien, entendía su preocupación, pero aun así yo no estaba enfermo terminal, su sobre cuidado era ridículo. De Min-Joon podría esperarme, pero ¿de Jeongin? Me sorprendía lo tanto que había cambiado en tan poco tiempo desde que lo conocí. Tal vez juntarse mucho con el oso alfa estaba haciendo efecto.

De todas formas, me incomodaba la sobre atención que me estaban dando así que ni tonto ni perezoso salí de mi cama, Nayeon quien se había encargado de despertarme me miraba expectante a la espera de mis órdenes.

—Iré a darme una ducha, deja mi ropa cerca y si vez que alguno de mis hermanos se acerca a la habitación, detenles. Diles que ya me fui.

Con el asentimiento de la niña pecosa yo me adentre al cuarto de baño. Sentía que la cabeza me daba vueltas y era normal, desde ayer que había despertado algo pareció cambiar en mi tranquilo embarazo para convertirse en una pesadilla.

Era de esperarse que vomitase la inexistencia que había en mi estómago.

Luego de haber estado limpio y muy reluciente, era tiempo de salir de mi cuarto, necesitaba volver a moverme como antes, estirar un poco las piernas. Ansiaba distraerme de todo, de mi familia, de mis padres, del duque y de la inexistente presencia de Hyunjin que tanto me estaba afectando. Se supone que ya debería haber llegado y no han habido noticias de él, me volvía ansioso a pesar de que el lazo se mantenía bien yo temía, no sabría qué hacer si lo perdiera.

No podría vivir.

Estaba harto, llegar a Rurk me había traído mil y un problemas, no encontraba calma y desde luego este inmenso castillo no era mi hogar, no sin mi esposo. Además del hecho de tener al padre de este último cerca, lo odiaba, no me había puesto a pensar en todo y en tomarle el peso a su actitud, no sabía por qué, pero quería reclamarle todo el mal que le ha hecho a Jeongin, a Yehyeon y sin duda, a Christopher. A pesar de que apenas y los conozca, que hace menos de una semana ni siquiera sabía que compartía lazo sanguíneo con ellos.