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El pelinegro resopló —Literalmente estoy yendo contigo alrededor del mundo— reclamó el tal Minho impaciente

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El pelinegro resopló —Literalmente estoy yendo contigo alrededor del mundo— reclamó el tal Minho impaciente. —Eso es porque eres un puto acosador— Se defendió el de pelos castaños.

Mi oso alarmó que el chico aquel era un omega, de pronto sentí una punzada de dolor en mi corazón al verle. Tal vez los alfas no puedan notarlo, pero entre omegas sentir las emociones del otro era casi natural.

Este hombre estaba herido, me acerqué a éste notando como se daba cuenta de mi presencia.

—Lo que teníamos era demasiado bonito Jisung, ¿por qué acabaste con todo y huyes así de mí? — El hombre, que parecía ser un alfa le reclamaba. ¿Dónde está el que atiende este lugar? Me siento demasiado incómodo con estos dos ahora mismo.

Y lo peor es que no había ni señales de Hyunjin.

—Minho entiende de una vez que ya no quiero estar contigo, y ya déjame en paz— El omega comenzó a irse. Y obviamente el otro lo seguía. Una tos incomoda salió de mi deseando lo mejor para aquella pareja que había desaparecido tras las escaleras que seguramente daban a las habitaciones.

—¿Ya pediste la habitación?

Pegué un gran salto mirando en dirección a el origen de aquella voz —Joder qué susto. — Lo miré mal. Y en cuanto a su respuesta solo atiné a apuntar al que atendía —Lo he estado esperando, pero no se acerca. — No quise decirle que me quedé chismeando una conversación ajena y por eso no pedí el cuarto.

Hyunjin asintió y caminó hasta el mostrador. —Dame un segundo.

Y así fue como conseguimos un lugar. Sin mentir me alegro de no haberme quedado en el campamento puesto que parecía que iba a llover en unas horas más. ¿Sinceramente estaría bien el rey de un clan estar allá afuera? No quise darle más vueltas al asunto y me concentré en la idea de que tal vez esta noche si tengamos que consumar Hyunjin y yo.

Y yo me sentía dispuesto a aceptar cualquier cosa.

El sonido de los gritos y festejos del primer piso de la posada donde se hallaba la taberna se podía oír hasta donde estaba y sinceramente me hubiera tomado sin importancia aquello si estuviera en otra situación. Cuando di mis primeros pasos hacía el cuarto que Hyunjin alquiló mis nervios estaban a flor de piel, creía que en aquel momento si daríamos aquel paso pues no podía negar el por qué estaba allí y ya que si no le iba a dar amor al menos tendría que darle un hijo.

Pero.

¿Hyunjin se había quedado dormido?

Suspiré sentándome a las orillas de la cama matrimonial. No podía dormir con tanta bulla, habían pasado dos horas desde que llegamos a este lugar, me pesaba el cuerpo y cada pestañeo que daba me costaba más que el anterior. Pero, aun así. Miré de soslayo la figura del hombre que dormía profundamente en la cama.

Con el rostro sonrojado le había avisado que antes de nada iría a bañarme y no sé si fue que tardé más de la cuenta o simplemente el hombre no estaba interesado ya que cuando volví yacía sobre el mullido colchón entregado completamente al sueño. Hasta se había atrevido a roncar. Nunca me había sentido más desplantado que eso, en una parte quería reír y por otro lado golpearlo, pero vamos tampoco es que hubiésemos quedado en hacer eso ni nada, aun así, el sentimiento de decepción calaba en un hueco de mi pecho.

Wolf a BearDonde viven las historias. Descúbrelo ahora