42

468 72 2
                                    

No fue ya hasta que vimos el sol salir por el horizonte en plena mañana que decidimos ir a dormir después de varias rondas de sexo entre el hombre de los osos y yo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

No fue ya hasta que vimos el sol salir por el horizonte en plena mañana que decidimos ir a dormir después de varias rondas de sexo entre el hombre de los osos y yo. Me dolía todo el cuerpo y me sentía tan sudoroso que ansiaba tomar una ducha.


Bueno, al menos hasta que el terco pero cálido abrazo de Min-Joon me rodeó el cuerpo, allí ya no quise ni moverme, me sentí tan reconfortado que el sueño me ganó, caí casi al instante.


Al momento de despertar debido por unos fuertes golpes contra la puerta yo noté que el sol que antes había visto salir ahora estaba escondiéndose. ¿Tanto había dormido?


Los ruidosos golpes no cesaban.


Supe que no estaba solo en el momento en el que sentí algo moverse a mi lado, a pesar de que el hombre de cabellos castaños gruñía no parecía querer abrir los ojos.


Y no lo hizo hasta que tanteó buscando algo en la cama, supuse que a mí y en cuanto no me encontró se despertó más rápido de lo normal, no pasó mucho para que su mirada se posase en mí. Al menos los golpes en nuestra puerta parecían haber cesado.


—Primero que nada— Susurró ronco mientras se acercaba a mí—Buenos días.


Yo bufé y apunté a la ventana que había quedado abierta la noche anterior. —Ya va a ser de noche, genio.


Lo escuché quejarse contra la almohada y aunque la tela dificulta el oírlo pude claramente escuchar un "ya vas a empezar". Y sí que iba a empezar, ya que al fin mi celo había acabado por lo que necesitaba obviamente definir la situación entre los dos, antes de que todo se torne raro e incómodo.


Pero apenas abrí la boca para hablar, el estruendoso sonido de la puerta azotándose al abrirse me interrumpió. Era la niña de cabellos rubios amiga de Felix.


—¡Lamento entrar sin permiso, pero ha pasado algo impor...!


Min-Joon alzó la cabeza por puro instinto.


Nosotros dos reaccionamos casi al instante y al mismo tiempo nos cubrimos hasta el cuello con el montón de sábanas que se hallaban dispersas sobre la cama al igual que entre nosotros.


—¡Ay, santo cielo! — La niña gritó tapándose el rostro con las manos, parecía que en cualquier momento se desmayaría— ¡De verdad lo lamento!

Wolf a BearDonde viven las historias. Descúbrelo ahora