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Mis manos temblaban, sentía que en cualquier momento perdería el control de mí mismo ante la escena que tenía frente a mí

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Mis manos temblaban, sentía que en cualquier momento perdería el control de mí mismo ante la escena que tenía frente a mí. Felix, que esperaba que le respondiera, me miraba inquieto desde donde yo estaba. Podía sentir el calor emanar de su cuerpo.


—¿No... -tragué saliva- ...no me vas a decir que pasa? — El chico preguntaba impaciente, su voz temblaba.


Yo trataba de mantenerme tranquilo, de verdad que no me esperaba esta situación ahora, aún no sabía que pasaba en Rurk y a pesar de que el chico había preguntado hace unos días atrás, no quería tener sexo con él, no aún. Lo miré sintiéndome horriblemente culpable, aún quedaban unos pueblos más hasta llegar a mis tierras.


—Hyunjin por favor, me siento mal, yo... —su mirada desorbitada chocaba contra la mía— ...no entiendo— La sinceridad de Felix me abrumaba— Mi oso te está pidiendo. ¿Puedes abrazarme?


Yo cerrando los ojos con dolor me acerqué hasta quedar a su altura, a orillas de la cama. Lo miré.


—Escucha Felix— Lo llamé, el parecía entenderme a pesar de su expresión borrosa— Estas pasando por lo que creo tu primer celo.


Dije directo al punto.


Él parecía sorprendido, al menos sabía lo que era un celo, de un salto se recompuso. —No no, no puede ser— El no cabía en sí. Ahora estaba de pie. — A... —tartamudeó— ...a mí me dijeron que no pasaría— Me explicaba nervioso, apenas podía mantenerse estable. Yo lo miré preocupado.


—Yo... —mi voz salía calmada— ...no quiero hacerte nada— Le dije para que estuviese tranquilo— Que tu no quieras.


Él me miró asustado— No es, no es eso es que yo... — Sus palabras se enredaban. — ...Yo crecí sin cuidarme de mi celo, no hacía falta era un omega defectuoso y los médicos de mi familia juraron que nunca me pasaría.


Yo fruncí el ceño ¿cómo que defectuoso? Felix se acercó a mí.


—Felix, si quieres puedo llamar a un médico y que te receten algo, me puedo ir si quieres hasta que se pase, tú solo dime—


Comencé a soltar palabras tras otra, de pronto vi como el omega colocaba una expresión de enfado.


—¿Te irás? no, no puedes—Decía.


Yo lo miré sin entender—Pero, sabes que pasará ¿no? mi lobo está incontrolable Felix, no sé cuánto dure más retenerlo— El me miraba como si le hubiese insultado— Te haré daño.

Wolf a BearDonde viven las historias. Descúbrelo ahora